Ubicado en la zona del ensanche, en la calle Cid, esquina San Isidro y paralela a la principal avenida de L’Alameda. Decoración rústica, mesas y sillas de madera, bastante juntas. Se distinguen dos espacios, el de la barra principal en forma de “U” con unas cuantas mesas y comunicado a través de un pequeño pasillo el otro comedor, más amplio, aunque éste último también tiene una entrada independiente desde la calle San Isidro.

La oferta culinaria se centra en las tapas, aunque también se puede comer de plato. La barra está repleta de vitrinas con tapas variadas, típicas de toda la vida, para que el público pueda elegir, pero lo que es una ventaja a la hora de seleccionar el producto, se convierte en desventaja a la hora de tapear en la barra, ya que las vitrinas dejan poco espacio y resulta algo incómodo. El servicio es atento, rápido y profesional.

Así que recuerde de memoria: varias ensaladillas (rusa, de queso, tropical, de maíz, de marisco, etc.), vinagreta de pulpo y salpicón, pinchos morunos, alcachofas, albóndigas de carne, de bacalao, de aladroc (boquerón), bacalao frito, patatas bravas (muy suaves, tal vez demasiado), mejillones al vapor, magro con salsa, sangre con picadillo, sepia, calamares a la andaluza, embutidos, parrillada de verduras, frituras de pescado, carnes, etc.

La carta de vinos centrada en Rioja, Ribera y de la Comunidad Valenciana. Los vinos descansan en armario climatizador. El vino guardado en armarios climatizadores. Coperío muy mejorable.

Nuestra experiencia fue para cenar de picoteo antes del cine y consistió en: cuatro cañas de cerveza, un par de ensaladillas (rusa y tropical), patatas bravas, calamares a la andaluza, albóndigas de carne y dos cafés por 21 euros para dos personas.

Muy recomendable por la variedad de tapas, la calidad ofrecida y la generosidad de las mismas.