Restaurante amplísimo en el pueblo de Alcàsser enfocado más a la cena de grandes grupos que a una velada tranquila para dos personas.
El restaurante tiene una decoración correcta, sillas y mesas cómodas y servicio atento en todo momento. Ahora bien, las dimensiones del local producen dos efectos no demasiado deseables. Por un lado el problema de reverberación del local que, unido al gran aforo, hacen que acabes gritando tú también para poder comunicarte con los comensales con los que compartes mesa. Por otro lado, el aire acondicionado se ha quedado totalmente pequeño para este local, lo que hizo que pasáramos una cena con mucho calor. Imagino que en invierno el problema será el frío, pues este pequeño aparato es incapaz de gestionar bien el ambiente de esta sala.
En cuanto a la comida se trata de de mercado con buen respeto por el producto, algunas ensaladas interesantes, algunos entrantes con más o menos luces pero con un plato estrella que, desde mi punto de vista, es la pizza. Tienen una buena variedad y la masa es fina y crujiente. Se nota que son artesanales y se disfrutan ampliamente.
En cuanto al servicio y carta de vinos, es todo muy mejorable pero tampoco te vas con mal sabor de boca. Tienen una carta escueta pero bien seleccionado, con cosas interesantes y un breve (pero existente) apartado de espumosos, tan olvidados en muchos restaurantes de mayor postín. Las copas necesitan de una mejora y el servicio se limita a abrir la botella y desaparecer.

Aun así, me parece un buen restaurante donde ir con amigos a disfrutar de buena compañía y unas pizzas que me dejaron muy buen sabor de boca.