Local lujoso. Ambiente selecto. Decoración exquisita. Preciosos arreglos florales. Servicio maravilloso con algunos conocimientos de español (casi nos tradujeron la carta). Mesas algo más grandes de lo habitual. Cubertería, vajilla, cristalería de Sevres,... acorde con el local. Carta de vinos apabullante (y carísima), sobretodo para alguien, como yo, que no conoce apenas los vinos franceses.

Amuse bouche:
Pequeñas "neules" rellenas de queso fresco
Una especie de lionesa rellena con mouse de anchoas
Crema de guisantes con parmentier de pescado

Entrantes:
Huevo poché con berros, espárragos y caviar Imperial de osetra
"Feuillantine" (finísima y crujiente lámina de pasta elaborada con manteca, azúcar y harina) con semillas de sésamo, langostinos y salsa curry

Plato principal:
"Viennoise" de lenguado "meunière" con espárragos al vapor y colmenillas en vino joven
"Navarin" de langosta con patatas de Noirmoutier al romero

Postre:
Tarta de mousse de chocolate con helado de vainilla Bourbon

Petit fours:
Mini churro que recordaba a los dulces elaborados con manteca (igualito que el de Senderens)
Trufas de chocolate
Bombones de coco
Barquita de frutas tropicales

Una botella de Pouilly-Fuissé 'Clos des Quarts' 2007, una copa de Williams&Humbert Collection Pedro Ximénez 12 años, un café y un agua completaron la cena.

Todo absolutamente delicioso con una presentación impecable. Buen ritmo en la presentación de los platos. La carta de mi mujer, sin precios.

La única pega, el precio, elevado para mi bolsillo. Absolutamente recomendable para una cena especial.

Como curiosidad, el vino español que más le sonaba al sumiller era el Vega Sicilia...