En El Pardo, una más de las ofertas gastronómicas con las que nos agasaja esta animada zona.
El restaurante es rústico y clásico, mucha madera, cortinas de cuadros rojos y blancos, cálido.
Optamos por cenar en la terraza, que habilitan en la avenida, en una especie de "haima" alargada, en la parte central. El servicio tiene que cruzar la carretera para traer/llevar. Fue un placer, pues la temperatura era formidable, llovió y entraba un fresquillo y un olor a tierra mojada delicioso.
Cocina castellana tradicional, con especial atención a la caza, de ahí su nombre. Carta amplísima, de la que elegimos:
---Ensalada de la casa, sencilla, franca, pero riquísima. Hay que ver, a veces, lo que se puede disfrutar con lo sencillo: una buena lechuga, un buen aceite y un buen vinagre, cuatro cosas más y... repetirías.
---Estofado de Jabalí con confitura de manzana. Un guiso potente, concentrado y sabroso, al que acompañaba bien la mencionada confitura.
El tema del vino, justito.
Buen servicio, muy castizo.
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