En su carta podemos encontrar cremas, parrillada de verduras, solomillos de cerdo,... platos que no aparecen en las cartas de otros restaurantes del Franco y Raíña. Tiene comedor para fumadores y otro para no fumadores, y una barra de entrada donde dispone de tres mesas más. Un buen local para tomar unas tapas, y puede resultar interesante por alguna de las elaboraciones para cenar, si no se tiene prisa...
En cuanto a los platos destaca la lasaña de espinacas, y para mi gusto la hamburguesa, no comparable a la de cualquiera de las hamburgueserías actuales de Santiago. En este caso la elaboran al estilo americano, sirviéndola con plato de patatas a lo pobre.
Podemos también encontrar elaboraciones como el solomillo de cerdo o los tacos de buey, pero que pasan sin pena ni gloria. Interesantes los postres, como el helado de vinagre, una buena tarta de queso o clásicos como el arroz con leche o el queso con membrillo.
El servicio del vino regular, aunque tienen una carta con precios ajustados. En nuestro caso tomamos Muga crianza del 2005, correcto de temperatura.
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