Entramos sin referencias del lugar y por la carta algo atípica a la entrada. Asientos incómodos y espacio limitado para personas de cierta talla, aunque el interior no está mal y al menos había aire acondicionado.
Aunque no se asesora mucho por parte del personal (que por lo demás es muy amable), el servicio del vino es eficiente, con buenas copas y muchas referencias (eso sí, no las tienen todas).
Se trata básicamente de una enoteca donde se puede comer algo con cierta solvencia. Tomamos una tabla de quesos (excelentes, pero escasos), carpaccio, ensaladas. Comida con algo menos de elaboración pero con buenas materias primas -fantástico aceite- que acompañaba bien al vino.
Cercana al Coliseo y los foros, para volver algo más informado sobre los vinos italianos.
Clásico concepto de enóteca en zona céntrica (cerca del Coliseo). Local acogedor aunque con sillas algo incómodas. Elegimos alguno de los platos del día que ponen en la pizarra. También se puede elegir de la carta más amplia (que no miré). La mayoria son platos fríos (ensaladas, antipasti). Te ponen encima de la mesa un buen aceite de oliva y vinagre de Módena. Estuve dos veces y en ambas salí satisfecho aunque la calidad de la cocina es simplemente correcta. Atmósfera agradable y precios adecuados.
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