Cuando vas de vacaciones a una ciudad tan monumental como Segovia, no esperas encontrar un restaurante, cuya fachada explica que está dedicado a la gastronomía desde el siglo XIX, que su atención y presentación sean tan descuidadas. Entramos a disfrutar de un almuerzo y la primera impresión fue de suciedad, tanto en el local como en el camarero, su respuesta a una pregunta sencilla de si había una mesa para dos fue: "Pues será esta misma". Situación: a la entrada del restaurante, arrinconados junto a un mostrador con servilleteros, cajas, etc.
El camarero con un aspecto lamentable, sucio, que da mala imagen al lugar.
Servicio: un pan en una cesta y a esperar....
Carta: escasez de platos, pensamos en qué elegir de entre dos o tres platos. No era nada variada ni apetecible ni los platos ni los vinos ofrecidos.
Observamos que otras mesas estaban a disgusto, con el servicio, con el camarero y con la comida.
Decidimos, ¡cómo no! levantarnos y buscar otro restaurante. Les recomendamos el de la esquina siguiente CASA VICENTE, con una carta mucho más variada de vino y comida, un ambiente limpio y agradable. ¡Todo un acierto!!
Hemos cenado hace unos días en este restaurante que está situado en el casco antiguo de Segovia.
La planta baja es para tapear y estaba bastante lleno, pocas mesas pero mucha gente en la barra.
El restaurante está en la primera planta. Tiene varias salas medianas como para unos 50 comensales cada una.
Tomamos uno de los menús de 24€ con vino y postre incluido.
De primero a elegir: Sopa castellana o Judiones de la Granja
De segundo: cochinillo asado.
La comida correcta, el trato correcto. Mucho ruido proveniente de la planta baja.
El vino con una carta con precios en mi opinión muy elevados. De hecho, un vino de la tierra que cuesta en tienda unos 5 € salía por 20 €, y otro vino de Baleares estaba casi a 6x más.
En el menú no se ofrece vinos de la tierra habiendo tintos de Segovia de calidad, seguramente superior al Ribera del Duero que nos sirvieron, frío frío.