Desilusión al final de la cena. Restaurante situado en el hotel del mismo nombre en la calle San Pedro (según la UNESCO una de las dos calles más bonitas de Europa). El hotel es precioso (la portada barroca impactante). El comedor muy acogedor, con mesas bastante separadas, aunque esa noche cenamos solos. Qué desolación!!!. Servicio atento por parte del camarero.
Cena para tres.
Entrantes: Una parrillada de verduras aceptable y 1 revuelto de bacalao para olvidar.
Segundos: 1 solomillo de ibérico asado y relleno de nueces (bueno pero me llegó a cansar el relleno), 1 de medallones de ibérico con salsa de roquefort (tierno, bien) y un bacalao con arroz negro (discretito). Las raciones siempre muy generosas.
Postres: Clásicos. Solo pedimos uno típico de Osuna: Crujiente de leche frita que resultó lo mejor de la noche.
Vinos: Carta de pena (clásicos y la mayoría tachados; y los que tenían con añadas un tanto pasaditas, incluidos los jóvenes). Además precios rondando el x3. Decidí no pedir ninguno. Solo agua y algún refresco.
Precio total: 96,93€ (inc. IVA)