Hace ya unos cuantos años de mi última visita a este restaurante, y he de reconocer que he salido parcialmente decepcionado, y no digo totalmente porque realmente no fuimos a la carta y nos decidimos por un menú degustación, que aunque inicialmente tenía muy buena pinta para el precio, al final ni resultó tan bien, ni tan barato.

Del local referir, que el emplazamiento se situa en una buena zona, pero ligeramente apartado de los puntos más turísticos o céntricos de la ciudad, y en cuanto al local, se ha quedado absolutamente desfasado, tanto en decoración, como mobiliario (que tiende más a viejo que antiguo), y sólo destaca mínimamente su montaje de mesa, que se puede calificar de correcto sin más. El trato sí que hay que decir que fue correctísimo en todo momento. Carta de vinos normalita para un restaurante que pretende aspirar a buen restaurante, con predominio de vinos de la región, pero clásica, y sin ningún detalle de originalidad, y con un sobreprecio mínimo de 8 €.

Una vez ojeada la carta, mencionar que nos pareció desproporcinadamente cara (sin nigún primero que bajase de los 13-14 €, y ningún segundo por debajo de los 22-23 €), e igualmente que los vinos, basada en elaboraciones tradicionales. Visto lo cual, nos decidimos por el menú degustación, como (re)toma de contacto con el restaurante, dicho lo cual, el menú está compuesto por:

Entrantes (centros de mesa):
Anchoas en salmuera: un par por persona, correctas, aunque tampoco es un plato de mi devoción.
Ensalada de ventresca con cebolla de fuentes: nuevamente correcta, escasa de ventresca (diría que la ración de la misma se aproximaba más a 3 que a los 5 que éramos), y sobrada de cebolla.
Verduras en tempura: Correctas, ración en este caso suficiente, que menos, tampoco es que fuese un plato excepcional.
Ravioli de txagurro y gambas: Tampoco estaba mal, aunque me parece que incluían palitos en el relleno, y sin ser el novamás, posiblemente el mejor de los primeros, aunque el relleno fuese también justito.
De los platos principales, los que pude probar (aunque fuese mínimamente), brocheta de rape y langostinos, el rodaballo o los chipirones orio, todos ellos ración escasísima para ser un único segundo, y de elaboración simple, aunque nada que objetar del producto, que sí estaba a la altura, sin acercarse a la excepcionalidad.

Así que hasta aquí todo hubiese sido correcto si se hubiesen ajustado al precio marcado, lo que no considero correcto, es que cuando anuncias un menú degustación con iva, pan, bebida, etc. incluído, al final se acabe elevando la factura hasta los 45 €, cobrando los servicios de pan y hasta cada una de las 3 botellas de agua servidas, por no hablar de que si se pide algún vino fuera de menú, se cobre la diferencia y no la botella entera (allá cada uno con su concepto de corrección), por cierto, blanco (V. del Vero Clarión) servido inicialmente a temperatura ambiente, gracias a la cubitera se pudo corregir el problema.

No me extraña que aparte de nuestra mesa, sólo hubiese 4 personas más en la sala, no creo que vuelva a darle otra oportunidad en muchos años, y a la carta es posible que nunca mais.

Restaurante de cort clasico pero de platos que mezclan tradicion con nueva cocina. Excelntes los entrantes, como el foie, la ensalada de perdiz, etc. De segundos, cualquier alternativa es sinomimo de acierto, pero quizas destacaria las costillitas a la sardelesa. Postre, recomiendo el helado de cuajada a la piedra tostada. Sala muy bien atendida por Francisco.

Restaurante clásico y tradicional de zaragoza que ofrece una buena cocina internacional.
Su steak tartar tiene fama, y bien ganada.
Caza y foies excelentes.
Decoración acorde con el tipo de restaurante, así como el servicio, atento y profesional.
Carta de vinos amplia en caldos aragoneses y riojanos, no así en el resto.
Buen restaurante.