Experiencia decepcionante, buscando comida de calidad a buen precio, encontramos unos platos muy escasos y caros, una carta confusa, sólo disponen de una marca de cerveza y se jactan de ello. En definitiva un sitio de provincias q saca partido al turista, y tanto
en primer lugar es un restaurante que no aconsejo para nada ya que he estado esperando mas de una hora mi plato siendo que a mi acompañante se lo habian servido hacía rato y tanto él como yo hemos comido solos con casi una hora de diferencia. En segundo lugar nos han servido " un aperitivo de la casa " y pan sin que lo pidieramos ( esperabamos que el aperitivo fuera para que no nos desesperaramos por el tiempo de espera ) pero fuera por lo que fuese que nos lo hayan sacado nos lo han cobrado. en tercer lugar soy una persona que no le sabe mal pagar por comer bien pero pagar por comer normal me repatea y mas viendo el servicio precario ( que han tardado hasta para devolvolverme el cambio diendo que ya mo quedaba apenas nadie ) no se lo recomiendo a nadie comida normalita a un alto precio por un mal servicio.
Es un restaurante agradable situado en la plaza del pueblo, cenamos en el salón superior que tienen en el interior.
Compartimos unas entradas, ensaladilla (normal), tres tipos de quesos payoyos de la sierra (ración escasa), croquetas de calamar (mal), raviolis de marisco (ración escasa y normalitos, tirando a flojos), lomos de sardina (bien, pero aquí cada medio lomo, se cuenta como un lomo).
De segundo presa ibérica, pedida al punto, pero se presento muy seca, rabo de toro, bien y la única ración a la que podemos llamar así, solomillos de ternera retinta, pero mas bien parecían medio lomo, pero en general bien, se agradece la guarnición de patatas fritas caseras.
Bien los postres, merece sus helados artesanos y el Mouse de helado de chocolate, la tarta casera, solo el nombre, mal.
La carta de vinos no esta mal, algo corta, tomamos un Ermita Espiels y un Mauro 2007.
El servicio lentísimo, una única persona para servir nuestra mesa de cinco y tuvimos la “suerte” de que solo estaban ocupadas otras tres mesas con parejas, si no la espera hubiera rallado la locura.
Raciones cortas, mal servicio, muchos altos y bajos (los más).
Es la segunda vez que paso por este restaurante y otra vez salgo defraudado. El local es cómodo, agradable y está bien atendido, pero el nivel de su cocina solo roza el aprobado en algunos platos. En esta ocasión optamos por los arroces, pero ni el de langostinos y rape, ni el negro, convencieron a nadie. De entrantes, mojama de atún y una ensalada, que fueron lo mejor de la comida. Respecto al vino, la carta es cortita pero suficiente. Lástima que las copas no sean las más adecuadas. Precios correctos.
He pasado unos días por la zona y este fue el primer local que conocí.
El entorno resulta agradable, situado en plena plaza del pueblo, tiene una terraza fuera donde tomar algo más ligero y el restaurante dentro.
Tomamos (como no) un buen tartar de atún, aunque los he comido mejor en el centro,y unos chocos fritos para compartir.
De segundos elegimos una carrillera de cerdo iberico a la vainilla, aunque yo no logré sacar la vainilla por ningun sitio, no digo que no lo llevara. Y una brocheta de rape y gambas, muy buena y en su punto tanto la carne como el pescado.
Los postres deliciosos y caseros incluso los helados, lo mejor.
Bebimos un Flor de Laus merlot rosado 07 bastante rico, aunque solo sirven la primera copa.
Grata impresión.