Restaurante situado en un moderno hotel de 4*. Sala muy cuidada, con todo lujo de detalles: buena mantelería, espacio entre mesas muy correcto, vajilla y cubertería a la altura. La cocina no desentona, buenas materias primas tratadas con mimo y saber hacer. Para comenzar nos sirvieron una serie de tapas, todas a un gran nivel, por destacar alguna el foie, la mousse de piquillos o el langostino con cortezas de gambas. Posteriormente tomamos una ensalada de quesos y un hatillo de espárragos verdes. Seguidamente chipirones con salsa valenciana y langostinos y una carrillera de cerdo Ibérico sencillamente sublime. Como postre una tarta de manzana caliente con sorbete de frambuesa. Buen servicio del vino con copas Schott. Poseen una bodega a la vista del cliente preciosa y una carta con una cuidada selección de referencias, algunas de ellas muy interesantes y a un precio correcto. Tomamos Mont Reaga Blanco, Emilio Moro Crianza y Don PX Gran Reserva 1971. Todo por 100 euros. Creo que se trata de un buen restaurante, con una buena base, que está empezando, pero que apunta muy buenas maneras y al que habrá que tener en cuenta. Ah, olvidaba citar que posee zona de no fumadores.
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