Evidentemente es un restaurante más próximo a bodega entre amigos que a otra cosa. La fiosofía del local es de ración, de compartir, y nadie va a tratar al comensal como si fuese realmente un cliente desconocido. Lo mejor es lo barato que es, las tablas de ibéricos (excelente materia prima) y los productos gallegos "de interior" que aquí se pueden degustar, como la zorza. Está claro que no está hecho para todo tipo de clientes, lo del ambiente de colegueo es totalmente verdad. Es diametralmente opuesto a los restaurantes que hay en Rúa do Franco, donde se ofrecen mariscos a precios desorbitados con el fin de sangrar al guiri; aquí nadie viste de pantalón negro/camisa blanca. Pero si alguien quiere conocer un poco el espíritu de una auténtica taberna gallega, debería venir aquí de inmediato. Quizá sea de los sitios para turistas más auténticos de Compostela.

Mesas muy juntas y optimizadas, sillas no demasiado cómodas, resulta excesivamente ruidoso, distribuido en dos plantas y por lo que parece ser, siempre abarrotado.

La carta es amplia y surtida, se centra básicamente en elaboraciones sencillas, pero realizadas con una materia prima aceptable. Los postres discretos. La vajilla y cubertería sencillas, funcionales, nada destacables. La filosofía de este establecimiento está enfocada a compartir las elaboraciones. El servicio es atento y dispuesto, en ocasiones algo lento, como consecuencia del éxito del local.

La carta de vinos, amplia (más de 420 referencias), muy completa, organizada por DO’s, o indicaciones geográficas, muy bien escogida, excelentes referencias y con muy buenos precios, aproximadamente 1.50 del precio de tienda. Los vinos se conservan en armarios climatizadores. La cristalería es más que aceptable. El vino se sirve a temperatura adecuada, pero sin ningún tipo de formalismo, ni siquiera la presentación y la prueba.

Nuestra experiencia fue compartir varias raciones: pulpo a feira, zorza, lacón, pastel de verduras, revueltos en sartén, dos ensaldas completas, etc., algunos postres, agua, cervezas, refrescos (íbamos con tres adolescentes) una botella de Atteca 2006 (vino muy recomendable), cafés, todo por 114.60 euros para siete comensales, por lo que su RCP es más que buena.

Recomendable por su estupenda carta de vinos (amplia y a buenos precios) y por la magnífica RCP en general, el punto negativo viene derivado del éxito que tiene este local, por lo que, conviene reservar. Si cuidaran el aspecto del servicio del vino, mejorarían ostensiblemente.

Posiblemente de los mejores sitios de calidad precio de Santiago.
Recomiendo, langostinos en salsa, brocheta de rape y pulpo, chipirones y lacon.
Vino sampayolo godello de la D.O. Valdeorras.....excelente

Como el nombre indica ,creo que no llegaría a clasificarlo como restaurante,aunque el piso superior tenga mesas más de comedor;en cualquier caso dispone de un amplio surtido de raciones resultas de manera desigual (El pulpo "a feira" estaba duro y no fueron capaces de cambiarlo,no cobrarlo,ó pedir disculpas) y que el público parece aceptar dado lo abarrotado que se encuentra.Esta aglomeración hace que te encuentres incomodo,salvo que vayas en grupo "juvenil",y yo no me encuenro tan joven.También repercute ,como es de suponer,en el servicio algo descuidado y demasiado "colegil".Carta de vinos muy aceptable y a precios comedidos(tome Viña Mein 2004 10 Euros "en oferta),copas aceptables,buena Tª,servicio del vino discreto-lo que va a costar 1 punto de penalización en este apartado-.El precio muy variable en función de los que seamos y se coma:aproximadamente 15 Euros+vino