Hay dos Comarea en la ciudad, uno en el centro con plato Michelín y que funciona como vinoteca y arrocería fundamentalmente, y otro en la costa frente al centro de salvamento (la enorme H que se ve desde la ciudad) llamado Marina y que tiene unas excelentes vistas sobre la costa desde su terraza y desde los ventanales del amplio comedor interior.

Nos situamos en la terraza escapando del sol que estaba castigador, sobre todo después del largo paseo desde el Palexco. Mesa con manteles individuales, buenas copas y cubiertos; buena atención y buen ritmo de salida de platos desde cocina y eso que el comedor interior estaba lleno.

La carta de vinos es amplia y cara. Empezamos por 4 cervezas para refrescar mientras decidimos los vinos; al final tomamos un godello Godeval cepas vellas 2021 muy bueno y rematamos con un espumoso Agustí Torelló Mata reserva 2018 que estaba sobresaliente. El servicio habitual de descorche, cata y primer servicio en copas para autoabastecimiento posterior, sacados a buena temperatura -imprescindible hoy y aquí- y con enfriador.

En la carta de comidas hay variedad de entradas carnes y pescados pero sobre todo lo aconsejable son los mariscos y el arroz (como en su local del centro de la ciudad) Tomamos:

. percebes: medio kilo (160€/kilo). Extraordinarios de calidad, tamaño, sabor y punto de cocción y sal. Hacía tiempo que no los disfrutaba tanto.

. almejas a la marinera: en realidad pedimos que fueran vapor y limón pero no las sirvieron con salsa. Lo ideal hubiera sido lo primero y la salsa aparte porque las almejas, por su tamaño y calidad lo merecían y la salsa también merecía y se llevó toda la cesta de un buen pan

. arroz con berberechos x 3: ya nos advirtieron que pidiéramos una ración menos y aun así nos vino apretado para acabar esos berberechos con arroz porque (ver foto) berberechos habían para tapar la paella.

. sopa de fresas x 2: buen postre y muy contundente ración; hubo que repartir la sopa que consistía en fresas trituradas con vodka y helado.

. tarta de queso fría: buena sin ser extraordinaria.

Unos cafés con hielo más 3 chupitos de licores (¡3€ c/uno!) más un rato de conversación entre amigos que hacía tiempo que no nos veíamos dejaron un gran recuerdo.

El camarero de la terraza que nos atendió con buena voluntad pero muy despistado y desconocedor de platos, vinos y hasta de existencias de platos; hubo también quejas de otra mesa cercana.