En una calle interior peatonal paralela al frente del mar se ubican varios locales especializados en cocina casera y producto gallego. Se hace casi imprescindible reservar porque aunque el local es amplio y con varias mesas altas antes de entrar y al otro lado de la estrecha calle peatonal más una amplia barra a la derecha de la entrada con un comedor clásico alargado.... pero todo reservado; tengo suerte que una persona sola me invita a sentarme con ella que está acabando y me quedo con la mesa (literal) pequeña con silla nada cómoda pero tampoco voy a estar mucho tiempo y era el local elegido. Así que "a padecer".

El servicio de mesas estuvo correcto con más de una persona dedicada a las mesas exteriores; el ritmo de salida de platos fue lento como cabía esperar del llenazo del local.

Para beber elijo un vermut que resultó ser Martini bianco bien servido tras consultar el consabido QR y dado que en copas sueltas habían pocas cosas interesantes. La carta de vinos contiene unos pocos espumosos, buena cantidad de blancos, solo gallegos (con un par) y en tintos mayoría de gallegos pero también de las DOs clásicas.

La carta de comidas no es muy amplia pero con opción en muchos platos de media ración que era lo que yo necesitaba por ir solo. Al final la comanda consistió en un cesto de un muy buen pan de hogaza de corteza dura, miga consistente y de masa madre con generosa ración para:

. media ración de volandeiras: 4 piezas que forman un plato que en Galicia es casi obligatorio y que siempre está bien.

. media ración de chipirones fritos: resultaron estar rebozados a la andaluza perfectamente loncheado rebozados y fritos sin ningún exceso ni de harina ni de fritura y acompañados de patatas fritas caseras, una excelente patata gallega. Muy bien si no se enfrían.

. media ración de tortilla estilo de Betanzos: perfecta de punto, buena ración y que precisó del pan para rematar (y mojar).

Luego ví como preparaban el pulpo a mi espalda (fuera del local) y creo que se me quedó en el tintero. Había que volver al trabajo y no hubo tiempo para más, ni la silla invitaba a más tiempo, ni tampoco el inusual calor en el exterior del local (a la sombra).