Una nueva visita después de haberlo hecho en varias ocasiones y no haberlo publicado, el restaurante sigue fiel con su filosofia de siempre y es por ello que en todas las ocasiones en que hemos estado roza casi el completo y precisamente no es un local pequeño pues tendrá un aforo de unas 60 plazas además cuenta con una pequeña terraza trasera y otra delantera de mayor tamaño.

Como siempre unas aceitunas y pan de coca para esperar el servicio de los primeros que fueron compartidos

- Alcachofas a la brasa con jamón ibérico

- Calamares a la romana, muy buenos. La foto la hice cuando ya habíamos dado cuenta de más de la mitad de la ración

Segundos

- Los dos coincidimos en la elección del plato, carrillera de cerdo ibérico muy bien cocinada

No tomamos postre, sus opciones no nos sedujeron

Para beber un Corpinat, Llopart Integral

Terminamos con dos cafés

Buen servicio y buena RCP, un sitio para repetir.

El restaurante situado a cinco minutos del centro de Girona abrió sus puertas en 1978 pronto se convirtió en el punto de reunión del pueblo, sus desayunos de tenedor marcaron los inicios del restaurante que es hoy.

Un local amplio y luminoso regentado por la tercera generación ofrece una cocina sencilla, de proximidad  y de calidad, hemos estado en varias ocasiones y siempre se ha llenado el local a pesar que trabajan solo la carta.

Disponen de carta y un listado con los platos del dia recomendados,

Unas buenas olivas y pan de coca con tomate para esperar la llegada de los platos.

Optamos por compartir los primeros.

- Calçots en tempura muy tiernos y dulces, lástima la salsa que era un romesco y no la típica salsa de calçots cuando hice la foto      ya habíamos empezado el plato.

- Alcachofas a la brasa con jamón ibérico, también muy tiernas y buen jamón

Los segundos

- Carrillera de cerdo ibérico, ya lo habíamos comido en otras ocasiones, un plato sencillo y redondo.

- Costillas de cordero acompañadas de patatas fritas caseras y pimientos de Padrón,  y alioli espesísimo, todo ajo casi sin aceite

Para beber un cava orgánico de Parés Baltá.

No tomamos postre y terminamos con dos buenos cafés.

Local agradable atendido por sus propietarios y secundado por un par de jóvenes camareros, trato agradable. 

Aparcamiento sin problema en las proximidades, cocina sin pretensiones, recomendable si quieres comer fuera de Girona