Localidad prácticamente en la frontera entre Valencia y La Mancha en la que no hay una clara tradición del "esmorzar popular" pero hay buena materia prima y buena voluntad. En invierno no suele haber foráneos más allá de algunos ciclistas o senderistas agerridos, así que la clientela es mayoritariamente local.

Tiene bastantes mesas en una soleada terraza más la zona interior de mesas y una buena barra de servicio a la izquierda. El servicio joven, muy amable y con ganas de hacer tu estancia feliz.

Nos sentamos con pinta de turistas para un almuerzo y aceptamos oir propuestas:

. no pudimos resistir una tapa de torreznos (7€) que resultó más bien un "tapón", bien preparado con corteza crujiente y carne melosa. Muy bien.

. tostada con tomate tortilla y bacon: en realidad era una tostada de media barra de un buen pan, pasado por plancha quedando crujiente con tomate casero, tortilla francesa y bacon pasado también por la plancha en su justa medida. Muy bien.

. tostada con aceite tomate y jamón: con características yu preparación similar. También bien.

Copa de vino local traída servida y resultó mejor de lo esperado más un par de cafés para combatir el frío exterior, porque aquí no ha llegado el cremaet aunque sí la costumbre del llamado "gasto" con sus cacahuetes con corteza y sus aceitunas, todo en buen nivel.

El precio incluye el almuerzo y el extra de la tapa. Estuvimos viendo la carta de comidas en tapas y en platos de cuchara y creo que habrá alguna otra visita.