No me resisto en la visita a Salamanca de un almuerzo de buen pan y buen jamón, pero ha llegado la reduflación: menos cantidad por el mismo precio (o casi).

Sin cambios en el local que mantiene una buena afluencia a primera hora de la mañana sobre todo de madres después de dejar a los peques en el colegio y que un desayuno con un dulcito (hay muchos y buenos) se hace irresistible. En mi caso prefiero el salado:

. bocadillo de jamón: pan de semillas, del tipo baguette, que ha disminuido a casi la mitad (2/5 aproximadamente) su tamaño y que me obliga a pedir dos. El pan sigue siendo superior aunque demasiado delgado para mi gusto (pero así aparenta mayor tamaño en el plato); el jamón sigue siendo muy bueno, pero creo que también ha bajado un escalón de calidad.

. pastelito de crema: también llamado de Belen (allí son los mejores) de perfecto hojaldre y crema pastelera. Un café como compañía.

Aun así sigue siendo la mejor opción que conozco.

Cada visita a la bonita Salamanca merece un esmorzar y la verdad es que el lugar y el jamón invitan a ello.

No hay cambios tras el verano en el local ni en el servicio; mantiene unas buenas opciones de dulce pero voy a lo que voy:

. bocadillo de jamón con pan de cereales: el pan ha encogido su anchura y, supongo, también las lonchas de jamón pero, quizás por suerte, esta vez el jamón incluso está mejor, algo más curado y sabroso. Muy recomendable y más por un precio total de 2.95€, incluido café).

En un segundo almuerzo por no repetir el bocadillo de jamón, me fui a un pincho de tortilla de patatas y aunque lo intenté por activa y por pasiva que me lo pusieran en un bocadillo del mismo pan, no hubo forma de salirse del planteamiento; menos mal que añadí un dulcito (choco browni) en forma de mini bocado. A la próxima, sin duda, a por el jamón otra vez, que por ese precio (+1€) bien vale final feliz.

Aquí no saben de cremaets, así que a conformarse con un café solo. Es lo que hay, y no es poco lo que hay.

Un valor seguro a la hora del almuerzo por la calidad de su pan y de su jamón; el café en otro nivel.

Sin cambios en el local ni en el producto; quizás ha aumentado la opción de la parte de pastelería. Mantiene buen servicio en la barra.

Se llena a primera hora de la mañana.

Cuando adquieres la costumbre del almuerzo ("esmorzar valenciano") se te hace difícil renunciar a ello, incluso cuando estás fuera de tu entorno. Son pocos los sitios fuera de la Comunidad Valenciana donde poder disfrutar de este placer de un almuerzo sin prisa a primera hora de la mañana.

Tras varios intentos en la bonita Salamanca, al final hay un sitio que merece la pena. No es por su variedad de opciones ni porque tengo cremaet para terminar la fiesta, sino porque hay calidad en el pan (excelente pan de semillas) y porque hay calidad en la mezcla: un buen bocadillo de jamón ibérico de Guijuelo.

El local es tá perfectamente decorado con motivos relacionados con el campo, mesas y sillas cómodas, también sillas altas en pequeños espacios. Tras una doble visita en dos días seguidos, con y sin compañía, y rematando con un buen café expreso y un crujiente de manzana como punto dulce final.