Hay locales ubicados en sitios extraños pero nunca había comido, y bien, en un desguace. Otra dificultad añadida para comer bien es que sea un local de autopista, de paso además; pero sí, aquí se come bien y se va a comer mejor porque ahora con Alex Rey en la cocina y que además va a sufrir una reforma integral el local buscando excelencia y que este verano van a fichar a David del cercano restaurante de El Bohío, pues se va a convertir el desguace en un centro de peregrinaje gastronómico a las afueras (25 km de autovía transitada) de Madrid.

A día de hoy y con una situación pegada a la A-42, muy visible desde la autovía (ojo no pasarse el desvío) se ve una enorme extensión ocupada por una construcción donde hay piezas de desguace para montar no una casa, sino un país entero. El aparcamiento ya lo quisieran algunos estadios de fútbol, y a su entrada y a la izquierda se ubica un edificio que tiene en la base una amplia cafetería con una barra y el primer piso contiene la cocina a un lado y con amplias cristaleras hacia la carretera y los campos de La Mancha, se disponen un montón de mesas poco espaciadas para dar de comer a muchos solicitantes, en gran parte trabajadores de polígono y pueblo cercano, algún viajero solitario o en pareja (como nosotros) en carretera. Casi todos al menú de diario  (15€ todo incluido) con 4 primeros y 4 segundo a elegir más pan bebida postre y hasta café, de una cocina tradicional muy actualizada.

La carta de comidas dispone sobre todo de platos a compartir, pero lo verdaderamente interesante a día de hoy y que va a dar origen a lo bueno después de la reforma, es su "menú de degustación" (35€, bebida aparte) que precisa de reserva previa (¡grave error el que cometimos! y eso que está anunciado en su web) y que dispone de 8 pases en los que su chef, expresa una cocina que merece mucho la pena.

No me ofrecieron carta de vinos pero se veía una buena bodega. El servicio super eficiente porque hay demanda para duplicar mesas. Optamos por vino, Viña Vianda, un tempranillo cosechero de menú.

El menú del día está impreso para facilitar la elección, sin las apreturas del menú cantado a pie de mesa, y al dorso los postres. Buena información de las camareras sobre los platos. Un muy buen pan para acompañar lo que elegimos:

. crema de erizo de mar con huevas de salmón: lo mejor de la comida con intenso sabor, muy cremosa y suave de textura. Para comerse un pozal que diría algún cocinero televisivo. Excelente.

. salmorejo cordobés con arenque marinado y fresas: también sabroso, elegante, quizás corto de tropezones por lo buenos que estaban. Muy bien

. costillas de cerdo asadas con salsa hoisin: jugosas, tiernas, carnosas. Muy bien.

. lomo de salmón marinado y cocido a baja temperatura con pico de gallo y mayonesa de cítricos: escasa cantidad del salmón aunque muy sabroso y perfectamente elaborado; buena guarnición. Puede que se aortara la ración por lo tardío de la hora y la gran afluencia de gente.

. panna cotta de Baileys: prescindible. Servido en vaso bajo, no aporta nada.

. mousse de coco: similar al anterior. Un capítulo que hay que mejorar notablemente

Dos buenos cafés y un poco de charla informativa de su futuro hizo que mereciera la pena el desvío de la ruta Madrid Valencia. Habrá que esperar y conocer la que se avecina. Y sobre todo acordarse de reservar. Mucho futuro hay aquí.