Noche anterior al Jueves Santo y poco donde elegir en Utebo. Este local está cerca del hotel donde nos alojamos y, como tampoco teníamos mucha hambre, allá que nos fuimos. En la puerta nos enteramos de que cerraban al día siguiente hasta el lunes.

Cuenta con terraza exterior. Comedor interior amplio. Sin lujos. Lleno de gente joven. Servicio lento y amateur. Manteles y servilletas de papel. Menaje de batalla. Carta a base de raciones y bocadillos principalmente. Todos numerados, como en los restaurantes chinos. No miré la carta de vinos.

Cena a base de platos para compartir. Faltaban varios de la carta. Raciones generosas.

- Ensalada Utebo (9,50 €) - Bien.

- Patatas bravas (5,50 €) - Las patatas, bien, pero con mahonesa. Suerte que les quedaba un culín de tabasco.

- Calamares a la andaluza (7,50 €) - Congelados. Era de esperar. Algo chiclosos y sin apenas sabor. Suerte del limón...

Y de postre, tiramisú "casero". Versión más que sui generis de un tiramisú. Yo no lo probé, pero sentó como un tiro a mi esposa. Toda la noche vomitando y dos días con dolor de estómago. El aspecto ya tiraba para atrás. Un mazacote amarillo de argamasa sobre un fondo de chocolate y cubierto con un poco de café molido.

Para beber, un par de cervezas. La mía, una mediana 0,0 porque el camarero se equivocó y no quise quejarme. Tampoco me trajeron vaso.

Pues eso, nuestra última cena antes de regresar a casa y seguro que nuestra última visita a este local.