Situado a pocos metros de la Sagrada Familia. Local amplio. Cuenta con un comedor en la planta baja, otro en el altillo y una pequeña terraza. Servicio mejorable. Sin manteles. Servilletas de tela. Buen menaje. Carta a base de tapas y platillos donde se mezclan recetas tradicionales con otras más originales. Carta de vinos escueta con precios x1,5 aprox. y referencias de gama media-baja. Copas sencillas. Servicio consistente en apertura y primer llenado.

Cena para cuatro a base de platos para compartir:

- Patatas bravas (5 €) - Buenas, aunque escasas de salsa y sin picante alguno.

- Zanahoria asada, mató, albahaca y anchoas del Cantábrico (6 €) - Curiosa combinación que nos sorprendió muy agradablemente.

- Steak tartar de vaca vieja (10,50 €) - Clásico bien resuelto.

- Ensalada con pera, queso azul, bacon, crostones y vinagreta de mostaza (7,50 €) - A mi mujer y a mi hija les encantó.

- Berenjenas fritas, salsa de yogur, mostaza y menta (6,60 €) - Berenjenas algo aceitosas. La salsa recordaba a la de las ensaladas griegas.

- Terrina de cordero meloso, patata al tenedor y cebolla confitada (10,50 €) - Nos pareció algo mazacote e insípida.

- Calamares a la plancha con un salteado de setas y butifarra negra (12,50 €) - Rico mar y montaña.

De postre:

- Pan con chocolate y avellanas (6 €) - Chocolate, muy bien. Pan, a mejorar. Avellanas, no las encontré.

- Tarta de queso brie con mermelada de tomate (6 €) - A mi hija le sorprendió muy gratamente la combinación.

- Espuma de crema catalana con naranja y galleta (6 €) - A mi hijo le gustó bastante.

Para beber, 3 botellas de agua de 1/2 l. (2,20 €/ud.) y una botella de Júlia Bernet Ú (23,50 €) con una camisa de frío.

Aunque nos tuvieron media hora esperando a que saliesen unos arroces para la mesa de al lado, si tenemos en cuenta dónde está, lo que se come por la zona y lo que pagamos, me parece más que recomendable.