domingo a medio dia del mes de julio. Una picada de entrante (pulpo, pate, berejena) y de segundo dos arroces para compartir: uno marinero y otro negro. El marinero muy bueno. El negro,horroroso. Tan malo que yo me dejo mi parte. Nadie pregunta porque dejo integro el arroz. El vino blanco que estamos tomando se acaba. No hay mas botellas. Los camareros, extranjeros y con nula formación en hostelería, desconocen cosas como la diferencia entre un whisky de malta y un "blended". Al € llegar la cuenta, esta sí, a 60 € por cabeza. Todo lo que salió mal podría haber sido disculpable en un merendero, a 20 € por cabeza. Pero cuando uno cobra como si fuera un restaurante de primera división debe de ofrecer un producto y un servicio en consonancia.

Día laborable por la noche del mes de junio. Dos camareras para 8/9 mesas. Tras sentarnos, 15 minutos hasta que nos traen la carta.
Para dos personas pedimos de entrantes una ensalada verde (abundante) y pulpo a la brasa, extraordinario pero 20€ del ala por cinco trocitos. De plato principal una parrillada para compartirde pescado y marisco (como la que se sirve en muchos restaurantes, nada extraordinario, dos postres, una botella de cava brut reserva de Torelló y dos cafés.
100€ por una cena ligera para dos.
El éxito del establecimiento es obvio a la vista de la abundante clientela. El día de nuestra visita sirvieron no menos de 25-30 cenas y teniendo en cuenta los precios de sus platos bien podrían aumentar en un par de personas el servicio.
Se come bien pero la relación calidad-precio está bajando debido a los altos precios de la carta.

Suelo ir a este restaurante un par de veces al año, desde hace cinco. Por lo tanto ya son unas cuantas.
Muy buen entorno, cerca del mar, sin problemas de aparcar y con una terraza comoda y bonita.
Las raciones cada vez mas pequeñas, excepto los arroces y fideuas que suelen ser aceptables.
Para mi gusto buena y amplia carta de vinos a precios contenidos.
El servicio de mesas algo justito de personal, pero me da la impresion que con la crisis es la norma de muchos restaurantes.
Ritmo de salida de platos de la cocina aceptable y sin tardanzas excesivas.
En resumen, sigue siendo uno de los mejores restaurantes de Alcocebre, pero es justo añadir que en Alcocebre la media de los restaurantes es bastante baja y segun avanza los meses de verano peor. ( lo tipico, arroces sin sal o con exceso de sal, mesas que no pueden atender por falta de personal, etc ).

En multitud de ocasiones he cenado y comido en este gran restaurante, siempre con mucha gente a pesar de su precio (no es barato que quede claro). La calidad de la comida es excelente al igual que el trato, el vino muy correcto y variado (mientras no sea a finales de agosto que ya quedan menos cosas), aunque el servicio del vino simplemente correcto para los amantes del zumo de uva, es una delicia cenar en la terraza en una noche de agosto. Ahora han puesto menús de arroz, pero si bien tiene unos entrantes escasos para dos personas lo mejor es completarlos con otros de la carta. Quizás el punto negro es la paella valenciana, pero una vez aprendido lo demás es muy bueno, con muchas cosas frescas y de calidad fuera de carta en temporada, y para acabar un buen mojito! Buenos pescados, buenas carnes y buenos entrantes de tierra y mar, eso se paga pero sales más que satisfecho.

El presente comentario sirve para reafirmar lo dicho en mi anterior valoración. Considero que el menú de mediodía por 25 € es adecuado, abundante y de buena calidad en un entorno excepcional y por tanto sin competencia en la zona. En esta ocasión tomamos de nuevo Mejillones marinera, muy ricos, esqueixada de tomate con bacalao, fresca y chipirones con alcachofas, un plato que ya conocía, muy acertado. De principal un arroz con coliflor y bacalao realmente sabroso, se trata de un arroz bastante habitual en mi infancia y que hacía tiempo no disfrutaba, bien de punto, de cantidad y sabroso. Los postres, con el calor de estos días consistieron en helados de yogur y vainilla, bien presentados y de buen nivel. La carta de vinos está bastante ajustada de precio y es lo suficientemente amplia para el menú, tomamos un Enrique Mendoza Chardonnay 2010, muy fresco y que a mí me encanta para comer. Buen trato, buen entorno, correctas copas, vajillas y cubertería, atento servicio y en resumen, un lugar donde el entorno es muy importante.

Estuvimos para tomar el menu de 25 euros y estuvinos diez minutos esperando en la mesa hasta que nos trajeron las cartas. Los entrantes son muy escasos para dos personas, aunque son aceptables y el arroz nada del otro mundo. En los postres nos trajeron las cartas de postre y cuando vamos a pedir, nos dicen que esas no eran las cartas de postre para nuestro menu y nos traen otras.

Vamos que por 25 euros por cabeza en el Somontano hay sitios que doblan la calidad, eso sí, clientes no les faltaban así que pueden permitirse tener una calidad en el servicio mediocre, aunque a mi no me engañan más.

Nos acercamos de nuevo a Can Roig con motivo de un menú de tapas que ofrecían solamente durante el mes de mayo en este restaurante.
El menú estaba formado por 16 tapas de cocina tradicional, pero todas presentadas y elaboradas de una forma creativa y con un resultado muy bueno incluso excelente en alguna de ellas. Además, no se escatimaba en las raciones, por lo que algunas tapas se convertían casi en medias raciones.
Destacaría la tortilla de patata, presentada en una copa; la carrillera ibérica con puré de manzana o la escalibada con queso y anchoa, presentada como una mousse.
Teniendo en cuenta que el precio del menú son 28€, cada tapa sale a 1,75€, un auténtico chollo, dando incluso la impresión que podrían perder dinero.
Me hubiera gustado poner antes el comentario ya que el menú acaba hoy, aunque seguramente vuelvan a ofrecer algo parecido en septiembre.
Es una lástima que estos restaurantes que ofrecen estas iniciativas tan interesantes pillen a veces tan lejos. De todas formas creo que vale la pena el desplazamiento, teniendo en cuenta también que se puede pasar el día en las bonitas playas de Alcossebre

Vengo por tercera vez al restaurante Can Roig, ubicado junto a la playa de Alcocebre, en un entorno natural y agradable, fantástico para disfrutar el domingo. Y me encuentro con lo mismo que las anteriores ocasiones, un servicio amable y profesional, y una cocina hecha con cariño y en constante evolución, en detalle: Carta que cambia de una temporada a otra (cierran de noviembre a marzo si no recuerdo mal), con ofertas de jornadas y menús cada mes, y unos platos con ingredientes excepcionales y sabores intensos; cuando fuimos ofrecían un menú consistente en tres entrantes, un arroz a elegir y postre, bebidas y cafés facturados aparte,por 25€ nos decidimos por él y nos trajeron chipirones con habitas buenísimos, mejillones a la marinera con una salsa riquísima y ensalada; fuera del menú pedimos que nos trajesen su pulpo a la brasa con puré de patata, espectacular, el pulpo recién hecho y el puré fino, regado con aceite de oliva y pimentón (en contraposición al de Casa Salvador). Cuando nos trajeron el arroz ya nos habían ganado, pero es que el arroz escogido, un meloso de pato y caracoles con habitas, nos sorprendió a todos; el arroz en su punto, la verdura rica y el pato ... colocado sobre el arroz, crujiente y de sabor intenso, para quitarse el sombrero. El postre bueno y la RCP muy buena, por el precio que nos ha costado unos días después una ración de arroz en Casa Salvador hemos disfrutado de una comida completa mucho mejor, sin duda fruto de una gerencia y un profesional en la cocina en pleno crecimiento y con cariño y dedicación a su trabajo, mi enhorabuena hacia ellos.
(Por poner una pega, pedimos un tinto de Cigales, que llevaba demasiado tiempo embotellado y con exceso de poso, debérían haberlo filtrado aunque nosotros tampoco se lo pedimos)

Como otros comensales, nos decantamos por el menu de mediodía que, como se ha dicho, consiste en tres entrantes para compartir, plato principal y postre. El local tiene encanto, esta ubicado cerca de las playas de Alcossebre y dispone de buena distribución de mesas y correcta vajilla y cristalería. El servicio del vino es correcto, buenas copas, cubitera y una carta bastante equilibrada, optamos por un Enate Chardonay a buen precio.
Nos sirvieron un aperitivo y los entrantes bastante bien, mejillones marinera, alcachofas con chipirones, muy ricos y ensalada de invierno, a pesar del nombre entraba bien en estas fechas. De plato principal, fideos de pescado, buen punto y presentados en cazuela, raciones generosas y acompañados de algo de marisco y sepia.
De postre, tiramisu, de lo mejor, ligero pero sin que le faltase nada. Copa (chupito) de px gentileza de la casa.
Buen pan, café y servicio eficiente y profesional.
En resumen, como se ha dicho, un restaurante sin competencia en la zona y con un menu atractivo, al menos, en esta ocasión.

Fuimos con unos amigos que nos lo recomendaron. Mejor por la noche y en la terraza, muy agradable. Entrantes: el famoso pulpo con puré de patata y las flores de calabaza rellenas de barandada de bacalao, todo buenísimo. Pesacados muy frescos fuera de carta y un sorpresivo "Farfullets" (creo que se dice así) unos rollitos de manitas de cerdo deshuesadas con salsa de PX (creo) espectacular. La carta de postres te lo pone dificil por la buena pinta que tiene, pero recomiendo la espuma de galleta......
Buena carta de vinos a precios razonables.
Personal muy profesional aunque siempre está lleno. Sin reservas me temo que no encontraréis mesa y menos en agosto.
Por cierto, hacen arroces para llevar a casa y recomiendo probar el arroz al horno, espectacular!!!.