De esos restaurantes que te encuentras por casualidad y te preguntas el por qué no lo has encontrado antes....
Restaurante situado en una primera planta (sin ascensor) una pena para las personas con movilidad reducida. Sencillo, mesas vestidas, vajilla y copas correctas.
Servicio amable y experimentado.
De entrante pedimos unos chipirones , bastante buenos.
Y como plato principal un caldero de arroz con pescado. De lujo!!!! El pescado se sirve por separado .
Y después de disfrutar del delicioso caldero, dejamos hueco para los postres ; tarta de queso y hojaldre de frutas, ambos caseros y muy ricos.
Vino (Martin Códax 2017)
Cerveza (Mahou)
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