Cena para cuatro comensales. Aunque se propone en la carta un menú degustación, nosotros nos compusimos el nuestro propio tomando lo siguiente:

Tempura de ostra con ponzu, salsa kimuchi, shichimi y cebolleta.

Gyoza de sobrasada Ibérica con ponzu brava.

Nigiri de lubina flambeada con salsa "beurre blanc" y cecina de Astorga.

Nigiri de pez espada con tuétano y salsa "terigord" (teriyaki y Perigord).

Nigiri de sardina macerada con tapenade de tomate seco y aceitunas negras.

Nigiri de viera con foie, sal Maldon, reducción de salsa de anguilas y huevo hilado.

Temaki de ikura y huevo frito de codorniz con paté de trufa.

Como postre, tempura de mochi (dos de chocolate y una de té verde).

Todo estuvo a un nivel sobresaliente en cuanto a ejecución, presentación, textura y sabor. Bocados elegantes y muy placenteros todos ellos.

Carta de vinos con un buen puñado de referencias blancas idóneas para la cocina japonesa. De ellas elegimos un fresquísimo, aromático y sabroso alemán: Julius Ferdinand Kimich Gewürztraminer Spätlese Trocken 2018 del Palatinado (28 €) del que cayeron un par de botellas.

Servicio joven y correcto.

Desde hace un tiempo se viene escuchando acerca del joven sushiman Yong Hu Nagahira al frente del IKIGAI, local que empieza a hacer sombra al contiguo MIYAMA FLOR BAJA.

El local mantiene la estética de los últimos años (con posibilidad de comer en barra), con una escasa inversión en modernizar medios, plantilla que está en proceso de ofrecer un extra con el servicio, y con tiempos de espera excesivamente cortos con los entrantes (casi ridículos) y muy altos con los niguiris (por la especial factura de los mismos y el escaso personal con los cuchillos). Si tienes prisa…, no creo que sea una opción, sino perfecto. 

La carta ofrece un menú degustación con 4 entrantes, 6 nigiris, 1 temaki y 1 postre a muy buen precio (47€), si bien, en sala se nos ofrece como alternativa un menú degustación con 10 niguiris a elección del  sushiman (70€ aprox. sin postre), que será la opción elegida.

Como entrantes: “ Ostra Amélie No.3 emulsión de ají amarillo y fruta pasión, pepino, aceite shiso ”, “ Onsen Tamago de Huevo de pollita con salsa de callos y sal de chorizo de León” y “ Gyoza de sobrasada Ibérica, ponzu brava ”. Propuestas que acreditan cierto grado de complejidad y adaptación a lo ibérico, y que tienen una delicadeza mayor de la esperada.

El motivo de la visita son los nigiris…

Primer pase: “ Nigiri de cigala y huevas de arenque ” (suave, delicado, extraordinario,…) y “ Nigiri de calamar en aceite de caviar ” (el único que no nos gustó, textura algo inadecuada).

Segundo pase: Un extraordinario “ Nigiri de lubina con salsa Beurre Blanc con reducción de palo cortado, cecina deshidratada y Mentaiko” y un portentoso “Nigiri de Atún, caballa macerada AOVE arbequina, trufa rallada”.

Tercer pase (flambeados): “ Nigiri de pez mantequilla con miso dulce flambeado ”, “ Nigiri de toro con curry de chocolate ” y “ Nigiri de Pez espada, tuétano, salsa “terigord” (teriyaki y Perigord) ”, en el que destacan la untuosidad de los dos últimos.

Cuarto y último pase: “ Nigiri de viera con foie, sal Maldon con reducción de salsa de anguilas, y huevo hilado ” y “ Nigiri de Foie madurado ” (los dos muy buenos), y un tercero (a mi elección) para terminar “ Gunkan de salmón, ikura, yema de huevo de codorniz ” (una propuesta diferente a los habituales Ikura Gunkan, en el que el salmón es el hilo conductor).

De la carta de vinos nos decantamos por FINCA DE LOS LOCOS 2017 (35€) de Bodegas Artuke un Rioja de Baños de Ebro (Álava) con 80% Tempranillo y 20% Graciano, que funcionó perfectamente a pesar del escaso tiempo de botella. 

Sin duda un templo de los nigiris (perfectos de arroz y de imaginación, aunque por debajo de KAPPO), donde comer y experimentar estos maravillosos bocados.