En 2017 recibió el reconocido premio a uno de los 3 lugares con los mejores almuerzos (III Premi cacau d´or en la Comunidad) por lo que se merece una visita de quien quiera profundizar en este apartado de la gastronomía valenciana. Allí vamos.

El local, en un cruce de carreteras a la salida de Almàssera hacia la costa, y ocupando una de las antiguas tiendas (de lo que toma su nombre), con difícil aparcamiento. A la entrada se encuentra frente a una barra dedicada a los camareros y no a los clientes; la sala está partida en dos, la zona de la entrada muy ruidosa y con ventiladores de techo mientras que la interior tiene aire acondicionado y con la antigua estructura y decoración de sus orígenes con unas interesantes pinturas en el techo. Mesas amplias y sillas de madera sin mantel, servilletas de papel, cubiertos y copas de batalla.

La carta de bocadillos y tapas es plastificada y amplia aunque con poca concesión innovadora en unos (tortillas, brascadas...) y en otras (clotxinas, tellinas, caracoles, frituras..), siendo sus especialidades los bocadillos: el de esgarraet y el de "les tendentes" de atún mayonesa, tomate y olivas. Las tapas no se preparan durante el horario de almuerzos.

Local lleno con gente en espera que se prolongó hasta mediada la mañana, mayoritariamente con gente local, aspecto de gente del campo y de la zona. El servicio básico, sin concesiones. Sobre la mesa recien limpiada, los consabidos cacahuetes y plato de aceitunas mixtas en buena ración amenizan la espera tras la comanda. Para beber la mayoría opta por cerveza y vino con gaseosa en botellas compartidas si es preciso. Optamos por una jarra de cerveza para los dos.

Desilusionados por la falta de la opción de tapas, nos limitamos a pedir un bocadillo, de tamaño media barra, y con un rellenado correcto, en un pan que cumple bien sin ser sobresaliente:

. bocadillo de esgarraet referido como bueno, bien preparado el pimiento...

. bocadillo de atún, anchoas y olivas: correcto de calidad, algo saladas las anchoas y escasas las olivas.

Rematamos con un par de bien conseguidos cremaets, que repetimos durante la sobremesa que nos permitió la disminución de presión asistencial de comensales en la parte final de la mañana, mientras buscábamos el por qué del premio.