Un lugar emblemático de la gastronomía mañanera de la ciudad y punto de encuentro de los bocadillos en dias de fútbol y de los almuerzos de la zona universitaria de hace años. Ahí sigue incombustible con su silueta de kiosko antiguo, herencia del estilismo de la Exposición Regional de 1909; a su lado, un curioso torreón vecino, que es donde se ubica su cocina.

El local, con servicio aparte de las mesas de terraza a partir de las 12 horas, es de formato cuadrado con la barra en el centro y sillas altas acopladas alrededor del círculo central que forma la barra más la zona de mesas, tan solicitadas que hay cola de espera si vas antes de las 12 horas. Las mesas de madera barnizada al estilo de los años 60, y sus cómodas y anchas sillas se agolpan entre sí en un intento de no dejar a nadie en la calle. Tuvimos la suerte de que se levantó una mesa al llegar nosotros y los de la lista de espera ya se habia sentado en las sillas exteriores con autoservicio (por la hora temprana).

Para almorzar y con unas cervezas, Amstel, y por cortesía de la casa, los típicos cacahuetes, en este caso pelados, fritos y salados, más unas aceitunas sobre la mesa. El servicio es rápido y eficaz que es de lo aquí se trata para que la cola no se eternizara.

La carta de comidas se plantea en unos entrantes, clásicos de las tapas, 3 opciones de ensaladas y unos platos combinados más diferentes posibilidades de guarniciones. En nuetsro caso y dado que vamos de ruta de almuerzos, nos centramos en los bocadillos referenciados y disponibles en tamaño pequeño (una cuestión inexistente hace años) y tamaño grande, siendo económicamente más rentable el grande bien para compartir o bien para disfrutar. Nosotros, por desconocimiento y sin ayuda exterior a la hora del encargo, tomamos:

. medio bocadillo de tortilla paisana con pimiento rojo y verde, patatas, cebolla: buena de sabor, jugosa.

. mediobocadillo Bombón (especialidad de la casa): lomo, queso, champiñones con salsa verde y mayonesa. Esa salsa verde, secreto de estado, en teoría hecha en el mortero que les llegó con la riada del 57.

. 2 x medio bocadillo de la versión marina del Bombón: sustituyendo el lomo por mero (en realidad, emperador): versión de pescado de un bocadillo pensado para el lomo.

Rematamos con un café con toque de Baileys y un cremaet bien de sabor pero servido sin granos de café ni corteza de limón, aunque cumplidor. El precio es aproximado porque perdí la factura.