Comida para cuatro personas en un gran salón alargado, totalmente exterior, con buenas vistas y decoración acorde con el antiguo Castillo Palacio de los Condes de Benavente sobre cuyos restos se asienta el Parador de Turismo de la localidad. Excelente separación entre mesas.

Menú por 31 € eligiendo un entrante, un plato principal y un postre de la carta.

Como entrantes, potaje de garbanzos pedrosillanos con bacalao, espinacas y acelgas; morcilla de Zamora a la plancha con manzana frita y queso de cabra; quesos zamoranos; y ensalada de hojas tiernas, pera confitada, queso de cabra y vinagreta de frutos secos.

Platos principales: pulpo a la zamorana, bacalao a la tranca, lomo de ternera a la plancha con patatas rebozadas, y muslo de pularda relleno con cuscús y salsa de naranja.

Y como postres, natillas con feos de Benavente, biscuit de almendras con aceite de cacao, tocinillo de cielo con helado de queso fresco Villalón, y ensalada de fruta.

Todos los platos, ricos y bien presentados.

Carta de vinos algo corta de la que elegimos un buen rosado de la tierra de prieto picudo, Finca Valleoscuro 2016 (17 €).

Terminamos tomando los cafés en la Torre del Caracol anexa, único resto de la antigua construcción.

Cristalería, cubertería, mantelería y vajilla correctas. El servicio, eficaz.