En el edificio civil más antiguo de la ciudad, un bonito palacio de estilo gótico, con una planta baja y piso superior en el que se ubica el restaurante destinado a albergar eventos con muchos asistentes. Se ubica en la kisma plaza de la catedral hacia donde hay unas bonitas vistas. Dispone de un piso superior como ampliación de plazas.

Mesas bien vestidas, amplias, buenas copas, vajilla y cubertería. Menú pactado para amplio grupo con un pequeño coctail de bienvenida en la planta baja que la llivia impidió ampliar con la terraza trasera.

Para beber blanco Montesierra y Señorío de Lazan en tinto, cumplidores y bien servidos. Aguas y cerevezas más algunos refrescos tanto durante el coctail como en la cena.

Para principales:

. lubina al champagne "Félix Loya": buen pescado, amplia ración y muy bien salseado, aportando mucho al plato aunque en lo visual no lo hacía tan apetecible.

. solomillo de ternera con guiso de trigo, puntas de espárrago y patatas soufflé: de nuevo excelente materia proma, perfecto de fuego y unos complementos en el plato que lo mejoran.

Postre y cafés:

. bizcocho fluido (¿coulant?) de chocolate con helado de cítricos: buen sabor, buen punto de consistencia líquida interior y de nuevo, buen complemento del helado en contraste de temperatura, textura y restando dulzura final.

. cafés y licores a elegir, sin otros extras.

La sensación de cocina profunda, emplatado clásico y bien elaborada, con  buenas raciones y servido en perfecto momento de temperatura y texturas, hacen recomendable su visita y bastante por encima del nivel medio de este tipo de eventos.