En la zona de Aschheim, muy alejado del centro y uno de las pocas opciones (y de las mejores) dentro de lo que sería un parque industrial de oficinas y hoteles en la cercanía del palacio de congresos de la ciudad (más bien de las afueras de la ciudad).

Ambiente de cervecería con terraza y una carta donde abundan los platos de cocina local y poco más. Si hace frio y te toca estar dentro la cosa cambia bastante a peor a pesar de la cargada decoración turística.
Tiene parada de bus interno de la zona en la puerta.

Para beber no hay duda es una cervecería de Augustiner y si además dicen que es la mejor de la ciudad, pues Augustiner servida en copa J.W. bräu münchen resultando clarita, ligera, con poca espuma y poco duradera y en jarra de medio litro. Repetimos a medias.
Hay carta de cervezas para elegir.

Para comer hay una amplia carta de platos de cocina local y cocina checa, con traducción al inglés. Las raciones son más que generosas y casi todos los platos acompañados de patatas fritas y ensalada.
Nueve para comer y a una hora más que tardía (cosa de los traslados) que pensábamos que no nos servirían y con amabilidad reabrieron la cocina. Servicio muy joven y eficiente.

Lo comido:
. large salad with dressing served with bread: lo que sería una buena y variada ensalada bien aliñada y servida con pan (6.50€)
El principal se repartió en dos opciones:
. zwiebelrostbraten: un buen filete de ternera con patatas fritas, cebolla y ensalada (18.80€)
. münchen schnitzel "prager art": un filete de chuleta de cerdo empanado, tierno y empanado, sin excesos de aceites; acompañan patatas fritas y ensalada (13.80€).
Ambas carnes recomendables.
No tomamos postres, pero sí cafés. No hay descafeinado.

No hay que ir adrede pero si te toca comer en esta alejada zona de la ciudad, es una correcta opción.