En Majadahonda, en uno de esos islotes nuevos tan típicos que hay entre urbanizaciones madrileñas, en los que se juntan restaurantes y otros servicios.

Tiene tres zonas: barra, comedor y "dentro", para carta y tal.

Fue almuerzo de trabajo y optamos por el comedor, rectangular. Uno de los lados largos es todo ventana, desde media altura hasta arriba. Decorado como con aire de biblioteca, muy agradable. Las mesas aprovechan el lado citado de la ventana poniendo un banco empotrado en ella, que queda un poco bajo con respecto a los comensales del otro lado de la mesa que se sientan en sillas.

Un menú diario muy apañadito. Yo tomé:

- Alubias pintas con chorizo
- Bacalao con tomate y pimiento

A alubias les faltaba chup chup, por lo que se habían quedado algo duras y no habían expelido el sabor, una pena porque prometían. El bacalao, correcto de sabor, demasiado deshecho.

No tuvimos suerte porque varios de los comensales habían estado en otras ocasiones con mucho mejor fortuna según refirieron.

Bebí un par de copas de un resultón riberita, tanto en continente como en contenido, Prios Maximus 2012.

El servicio, algo despistado ese día, pero atento y solícito.