Local con decoración minimalista, una acogedoraa mini salita a la entrada propicia la espera de los comensales que no sé porqué siempre se retrasan sin necesidad de esperarlos en el comedor que está situado al fondo del local con una gran vidriera que da acceso a una cuidada terraza donde unos sofás y mesitas invitan a tomar el café o la copa y fumar un cigarrillo, mucha luminosidad en la sala, mesas bien vestidas, loza, cuberteria y cristaleria modernas y de calidad
La cocina se sitúa en el centro del local y está abierta con vistas desde la sala.
Un cocinero joven y con larga trayectoria está al frente de los fogones de este restaurante cuyo inicio comienza en noviembre de 2012.
Una sola camarera ejerce además de maitre con un resultado más que notable, simpatía, buena explicación de los platos y atenta al servicio del vino.
Optamos por pedir el menú surrealista, que como su nombre indica lo firmaría el mismísimo Salvador Dalí.
Nos ofrecen tres tipos de pan elaborado por el propio chef para "mojar" en un excepcional aceite de la cercana población de Garriguella.
De aperitivo unas tejas de sésamo, bombón de olivada, deconstrucción del pulpo, esferificación de salmorejo y gominola de tequila con sal y limón para acompañar el aperitivo una copa de cava elaborado en Capmany.
Empezamos con una original sopa de cebolla no líquida con puré de patata, canelón de boletus sin pasta, para contener el relleno utiliza la propia bechamel pasada unos minutos por la paella con el fin de que se solidifique, maridamos estos dos platos con un tinto, Rhodes del celler Mas Llunes de Garriguella.
Como homenaje al cuadro de Dalí Pez Pájaro, corvina con láminas de almendra simulando las escatas y espuma de aire acompañamos el pescado con un blanco Maragda del mismo celler
De postre, una interpretación del cuadro los relojes de Dalí a base de dos texturas de chocolate, galleta rallada y mermelada de naranja
Dos cafés acompañados de petit fours
En resumen, platos realizados con buena imaginación, originalidad y bien presentados