Otro día de excursión! Venga, vamos! Primero, a ver el pueblo de nuestro amigo Alfonso, de lo más bonito que hay por allá (no Alfonso, que también, sino el pueblo): Silves. Y luego… ¡a la capital do frango! ¡a Guía!

Uno no puede ir al Algarve y marcharse sin tomar pollo piri piri en Guia, cerca de Albufeira. Guia, “capital do frango”. Un must en toda tegla.

Tienes muuuchas opciones, dos de ellas más destacadas por su autenticidad y calidad: O Rey do Frango y Ramires. Y, los que saben… te mandan a Ramires. Nuestro guía virtual y un maître de Vila Joya coincidieron, así que… ¡a Ramires!

Cómo mola el pueblo: “0” turismo por las calles, es más, “0” gente por las calles, apacibilidad, ni bonito, ni feo: genuino. Blanco, blanco y blanco, únicamente salpicado con pinceladas de albero en las fachadas. Y, de pronto, te topas con un colorido cartel, rojo y verde vivos, con una caricatura de la cabeza de un pollo… y el nombre de “Ramires”. La leyenda del pollo piri piri. Su máximo exponente.

El restaurante es pa verlo. Como un bar de pueblo de hace 50 años, mesas corridas, sillas de madera incomodillas… Y por un par de sitios, la imagen del cartel de la entrada alegrando el tema. Cuando sales al baño o te envían a capilla (hasta que hay sitio libre), te encuentras con un fresco de gran tamaño con la imagen susodicha, una camiseta enmarcada con el mismo estilo, una alfombra que también… ¡Esto es un lugar de culto!

¡Venga, que ya hay sitio! ¡Vaaaaaaaaaaaaamos a por el pollo piri piri!

--¿Qué van a tomar? ¿Bromea? ¡Pollo piri piri, lo que están tomando absolutamente todos los clientes que tienen en este momento, incluidos los que tengo a mi derecha, en mi misma mesa corrida, en la silla de al lao!

--¿Con piri piri o sin piri piri? ¡Muuuuuuucho pirin piri, oiga, mucho piri piri!

Mientras, de aperitivo, te ponen… queso fresco con miel ¿¿??

¡¡¡Que ya está aquí el pollo piri piri!!!

Se trata de pollos de tamaño medio asados, troceados y bañados en piri piri, que no es sino una salsa de chiles que pica moderadamente. Te lo sirven con patatas fritas y ensalada de tomate.

¿Pa cuántos? ¡Pa cuatro! Y te sacan bandejas al centro, tres, la de pollo piri piri, la de patatas fritas, y la de ensalada de tomate, con la cantidad estimada para las raciones pedidas. Servilletas de papel, cubiertos del año la picor, platos del más rancio duralex…

Qué bueno está el puñetero pollo piri piri!!! Adictivo, te puedes comer raciones y raciones. Tierno, jugoso, sabroso… No tiene ná, y lo tiene tó.

Las patatas, muy ricas también, el tomate discreto, pero qué bien le va al pollo, desengrasas inmejorablemente: bocao de pollo, patatita frita, ganchada de tomate, bocao de pollo, patatita frita, ganchada de tomate… ¡que no pare la fiesta!

Tomamos un rosadito de allá del Algarve, Barranco Longo 2014, en copas (¿copas?... No, vasos de chiquito) malas, que estaba un poco subidito de dulzor.

Flipante la parroquia: 90% portugueses y 10% guiris, con pinta de foodies. Ahí hay que ir “de propio”, no está camino de ningún lado. Y por ello te premian con un producto singular y con un precio irrisorio. 16€ pagamos por barba.

El lugar tiene un punto de frikismo que me chifla.

El servicio… ¡uffff! Mal encarado, arrogante y sin contemplación alguna. Te “echan de comer”. Caaasi me sacan de mis casillas, pero… no lo consiguieron. La leyenda del pollo piri piri pudo con ellos.