Recién trasladados de la cercana población de Manlleu ocupa el local que otrora fuera el restaurante el Follet, que ha permanecido cerrado cerca de dos años.
Ningún cambio en el local en cuanto al anterior ocupante.
El nombre actual se debe al origen mallorquín del propietario que es también el cocinero.
Como ha pasado más de un mes desde que comimos allí no recuerdo si los manteles eran de tela o eran del tipo camino de mesa o eran de papel simil tela, las servilletas de papel simil tela.
Servicio con ganas de agradar. Eramos cuatro comensales y nos recomendaron pedir arroz solo para tres, puesto que las raciones son generosas. Yo prefiero las raciones mas bien en su justa medida a los platos pantagruélicos.
Los entrantes fueron para compartir, pulpo a feira, gambas medianas de Huelva a la andaluza y pescadito frito, los tres platos abundantes y de buena calidad.
Seguimos con arroz meloso de rape y gambas servido en caldero, bueno, muy bueno y que después de repetir y a pesar de haber pedido tres raciones para cuatro todavía sobró.
Haciendo honor a la tierra de origen del propietario pedimos un vino mallorquín Son Caló, Plà de Llevant de la mallorquina población de Petra, al pedir la segunda botella nos dijeron que se les había acabado, malo, malo, esto se avisa al pedirlo, cambiamos de zona vinícola y nos fuimos a la D.O. Penedés y pedimos un xarel-lo de Cavas Nadal. El servicio de vino consistió en la apertura y primer servicio en copa.
Una botella de agua de un litro.
Dos postres, piña caramelizada y gató mallorquí, pastel tipo madalena típico de Mallorca.
Dos cafés.
Estaremos atentos al rodaje y a la aceptación de este restaurante en una zona con fuerte competencia y con un nivel gastronómico alto.