Poco tiene que ver este restaurante ubicado prácticamente en la misma playa de La Malagueta con la idea que nos viene a la cabeza al leer la palabra "chiringuito".
Se trata de un local moderno y con cierta elegancia con una gran ubicación, en el que su mejor baza es la terraza cubierta con la que cuenta casi en la misma arena de la playa.
Entramos por casualidad pasendo por La Malagueta atraídos por el aspecto moderno del restaurante y decidimos cenar en la mencionada terraza. Ambiente agradable y tranquilo incluso teniendo en cuenta que el restaurante estaba lleno y había algunas mesas de grupos.
El servicio rápido y eficiente aunque algo frío y distante.
La carta, como no podía ser de otra forma, basada en los pescados y en las típicas tapas de fritura.
Optamos por cenar de tapeo para compartir. Para dos personas un par de tortillitas de camarones (pequeñas y algo pasadas de fritura), carpaccio de tomate con anchoas y aceite de oliva (láminas de tomate demasiado finas incluso para tratarse de un carpaccio y cuatro anchoas contadas) y boquerones fritos (plato bien presentado y pescado bien hecho pero ración escasa). Para beber únicamente una cerveza por persona y como postre un coulant de chocolate con helado de vainilla para compartir.
Es evidente que se debe pagar la ubicación del restaurante y su pretendidad modernidad, pero aun con eso resultan excesivos los 46 euros pagados a tenor del nivel de las tapas y la generosidad de las raciones.
En definitiva, un restaurante de playa moderno en un buen entorno pero mejorable en cuanto a su relación calidad-cantidad/precio.