De Verrazzano también (una de las bodegas clásicas de la Toscana), como su nombre indica. Nos enviaron aquí los de Spumantino.

Después de las copitas de spumante en el citado Spumantino, cruzamos el Ponte Vecchio de nuevo, pero esta vez para llegarnos hasta el imponente Palazzo Pitti. Desandamos el camino, ooootra vez el puente, Galería Uffizi, Palazzo Vecchio y Piazza della Signoria. Y ahí dudamos si regresar a comer a Spumantino o por el contrario acercarnos a la Cantinetta, que se encontraba a pocos metros de la citada plaza. Va, venga, vamos a probar algo nuevo, además nos habían comentado que “había más cositas de comer”.

Y tanto. La Cantinetta es un mix de horno, salumería y wine-bar. Muy interesante.

Al entrar te encuentras con un horno y girando das a una sala paralela a la del horno, estrecha y alargada, que es un restaurantito bien puesto con las mesitas a un lado y al otro todo la pared forrada de estanterías acristaladas de vino. Al final una terraza que daba a la calle con tan solo dos mínimas mesas. Nos sentamos de inicio en una de ellas, pero ante el calorazo que hacía, y pese a que pulverizaban agua cada pocos minutos, nos mudamos a una mesita dentro. No nos pusieron ningún reparo pese a que estaba a tope, fueron muy amables.

Pedimos unos paninis pensando que eran las focaccias rellenas que habíamos visto a la entrada, en el mostrador del horno y que tenían una pinta estupenda pero… moccccc, lo que pedimos equivocadamente eran una especie de montaditos. Bueno, el tema quedó de esta guisa:

• Tonno siciliano con pomodori, insalata, olive e capperi
• Panino soprassata con limone e pepe
• Bresaola di chianina in carpaccio di rucola
• Crostini selezione Verrasano fromaggi
• Trancio di torta con frutta di stagione

Comimos bien, sin pretensiones, sin cocina apenas, pero muy agradable: la ensalada con lomitos de atún siciliano de calidad; el panino soprassata… pues como decía lo pedimos convencidos de que era una focaccia rellena de sobrasada… y en realidad era un montadito de un embutido delicioso, graso, sabroso a tope, parecido a nuestra cabeza de jabalí, mmmm; la bresaola, ese gran desconocido y malinterpretado embutido italiano, que es como un carpaccio de carne de ternera curada unos mesecillos, sabía a gloria; y los fromaggi… pinchazo, esperábamos mucho de ellos viendo la calidad precedente, pero nada, no valían nada.

El tema de vinos, muy bien, tienes la posibilidad de tomar por copas todos los vinos de la bodega Castello di Verrazzano, que son unas cuantas referencias. Tomamos primero un agradable y fresco spumante brut blanc de noir, luego un resultón, aromático y frutal blanco coupage de trebbiano y traminer, y coronamos con un sangiovese, un chianti delgado pero musculoso que me gustó mucho.

 Oro 24 Pinot Brut --- Donna Clara 2012 --- Castello de Verranzzano Chianti Classico 2012

Servicio del vino, y en general, más que decente y buena explicación de lo que te sirven.

Muy recomendable si estás por el centro, quieres tomarte unos vinitos por copas y no quieres perder mucho tiempo con la comida ni ponerte hasta arriba de pasta y tal porque quieres seguir por la tarde. Por la noche debe estar bárbaro.