Habiendo previamente reservado nos presentamos a las 20,30 hora temprana para evitar que el local se llenara pues a pesar de la reducción de aforo es bastante ruidoso puesto que es un lugar frecuentado por grupos de gente joven. Eramos cuatro comensales y todos los platos fueron compartidos.
-Croquetas de jamón (8 unidades) crujientes por fuera y melosas en el interior
-Patatas bravas, abundante ración. Buenas y buenas las salsas.
-Jamón cocido espolvoreado con pimentón dulce de La Vera, ración muy generosa.
-Txistorra a la brasa acompañada de pimientos de Padrón y patatas fritas caseras.
-Txuleton de 500 gramos hecho a la brasa, la teníamos a la vista, servido fileteado y acompañado también de pimientos de Padrón y patatas fritas, muy buena carne y con el punto de cocción solicitado.
-Pan de coca con tamate.
De postre dos tiramisús caseros.
Cinco cañas de cerveza y una botella de sidra.
Una excelente ralación calidad precio y un lugar ideal para un picoteo desenfadado.
Olot población donde hay poco movimiento por las noches la Sidreria estaba con el cartel de completo imprescindible reserva previa, el restaurante abre solo por las noches con unos precios muy ajustados y con una muy buena RCP no es de extrañar que el local se llene.
Los platos fueron todos para compartir y pedimos patatas bravas y chipirones a la andaluza, las bravas pasaron sin pena ni gloria y los chipirones con una buena fritura.
Seguimos con un txuletón de medio kilo servido fileteado y con el preciso punto de cocción solicitado, carne tierna y muy sabrosa acompañado de una abundante ración de buenas patatas fritas y pimientos de Padrón.
Coca de pan con tomate
Dos cañas bien frescas y bien tiradas.
Una muy buena opción para una cena informal y desenfadada
Local agradable y sin pretensiones, ubicado junto a las salas de cine de la población y muy cerca de donde han fracasado una pizzeria de una importante franquicia y un local de tapas de un cocinero de renombre de Barcelona, ofrece una buena selección de tapas y una reducida carta con connotaciones de la clásica gastronomía asturiana, una adecuada separación de las mesas con manteles y servilletas de papel, local muy ruidoso, servicio joven y atento.
Compartimos una cazuela de chistorra con pimientos y foie fresco con cebolla caramelizada, ración generosa la primera y algo escasa la segunda el segundo que también fué compartido un buen chuletón de carne gallega que fué servido en el punto de cocción solicitado.
Acompañamos la comida con un DO Ribera del Duero, Mesoneros de Castilla que maridó perfectamente con la comida.
No pedimos postre, rematamos con dos gin tónic con tónica y ginebra premium.