El chef William Pradeleix tras un recorrido por las cocinas de diversos restaurantes en lugares lejanos (Bora Bora) y otros, no tan lejanos, decidió abrir su propio restaurante en el que practica una cocina llena de matices e influencias viajeras, fruto de ese recorrido previo. El local está al lado del mercado de Aligre, un aliciente para quien le guste visitar los mercados, como es mi caso. El restaurante es muy bonito, luminoso, con una elegancia informal pese a la contradicción, un mobiliario muy bien elegido con un aire vintage muy actual. Pedimos el menú del día que en Francia consiste en una “formule” que compones eligiendo entrante y plato principal o plato principal más postre. Nosotros elegimos la segunda opción. El plato principal era pescado, Lieu noir (carbonero o fogonero, de carne compacta y grisácea, de ahí su nombre), berenjena blanca, higos y tamarindo. El pescado espectacular, cocción perfecta y la combinación de sabores realmente conseguida. De postre una mousse de coco, lima y helado de jengibre y piña caramelizada y una panacotta a la hierbabuena thai, kumkats confitados y sorbete de mango. Los dos postres de un nivelazo increíble, me sorprendió la panacotta, un postre un tanto aburrido que en este caso la hierbabuena convertía en una verdadera bomba de sabor. Para beber dos copas de Quincy y dos de champagne. El precio 82 euros.