La principal característica de este resultante, además de su ubicación en 1ª línea de la Patacona, es que fabrica su propia cerveza, del mismo nombre que el restaurante. Local muy amplio, con terraza interior muy amplia y exterior.

Había acudido en anteriores ocasiones sólo a probar la cerveza, correcta sin más. La comida es fundamentalmente italiana, con pizzas, pasta y también platos de carne y pescado.

Cena para dos. Queríamos que fuera ligera y relativamente breve, por lo que pedimos únicamente dos platos principales, una brocheta de pollo "gigante" (gigante sólo de nombre) y lubina. La brocheta acompañada de patatas y la lubina de una pobre guarnición de trocitos de verdura congelada. Ambos simplemente correctos. De postre un tiramisú (7,00 €), también simplemente correcto.

Hasta aquí lo que hubiera sido la crónica de una cena normal, pero que fue arruinada por un pésimo servicio. El local es muy amplio, así como la terraza, y se llenó hasta los topes. Personal en general en joven e inexperto, claramente insuficiente para la capacidad del local.

Tras la comanda 40 minutos de espera hasta la llegada de los platos, sin que durante ese tiempo se acercara nadie si quiera a reponer nuestras bebidas. Tras la retirada de los platos, otros 20 minutos de espera hasta que alguien nos ofreciera postres o café.

Durante la comida fuimos acosados por unos 5 vendedores ambulantes, algunos de los cuales depositaban su mercancía sobre nuestra mesa o nos daban amigables palmadas en la espalda mientras intentaban vender sus productos. Como debido a reiteradas malas experiencias suelo huir de los restaurantes de esta zona, desconozco si es habitual. A mí no me parece normal. Destaco que comimos en el interior del local, no en terraza.

El remate final llegó cuando pasadas dos horas desde que entramos al local me presentan la cuenta engordada en 10 € con bebidas no solicitadas. Como nadie viene a cobrar, y ante la perspectiva de dormir en el local, me acerco a la caja y se lo indico a una camarera, que me responde muy borde. Harto, pido una hoja de reclamaciones y entonces aparece un encargado que al fin ofrece una disculpa, señalando a la caja y diciendo que les "han cambiado la máquina". En fin. Me ofrece un chupito que lógicamente no acepto.

Este problema me dio la impresión de que se repetía en otras mesas. Debe ser que la "máquina" está todavía en modo "hacer agosto"...

Ojo con el precio de las bebidas (una caña y un doble 7.50 €, cobrados en ticket como "doble y jarra de 0,5 l"??

El resturante está muy bien montado y lógicamente muy bien ubicado, En el entorno valoro el servicio y que el restaurante parezca un mercadillo ambulante.