Aterrizaje en sentido figurado en Gijón y acudimos a una sidrería de las que nos han recomendado y con la seguridad de acertar, pues dos de los comensales ya conocen el local y su cocina, de hace pocas fechas.

Dos posibilidades hay, o comer en la sidrería en si o en el comedor, optamos por la primera al querer tomar sidra.

Acomodados en una mesa amplia con manteles y servilletas de tela, junto a una ventana que da a la calle, cierto es que a la vista de la barra del local.

Para compartir dos especialidades de la casa:

Una de Salpicón de marisco (centollo y bogavante) (30 euros)
Dos de almejas a la sartén (22 euros cada una).

El salpicón muy bueno y las almejas, las mejores que recuerdo. El salpicón con muy buen punto, bien presentado, con gran trabajo, sin enmascarar nada el producto. Las almejas presentadas en una sartén, con un buen tamaño, la carne tersa y una salsilla “natural”, sin casi nada, pero espectacular.

De platos:

Tres personas optaron por rey y el cuarto, que era yo (estaba con un punto díscolo ese día) chuleta de carne blanca a rosada.

El pescado (25 euros), presentado en pieza y servido al borde de la mesa, buenas raciones y acompañado de patata de tipo panadera, (que probé y a mi me encanto), pero mis tres compañeros de mesa, generaron un silencio que se rompía con la frase: “esta buenísimo”.

La carne (20 euros) presentada junto a unas patatines fritas (que dicen los asturianos) de las mejores de los últimos tiempos.

Postres, pues en plan típico:

Arroz con leche y milhojas (no recuerdo el nombre, pero era de una pastelería cercana) con helado de turrón. El arroz muy bueno, como suele ser habitual en Asturias, pero el milhojas estaba de 10.

De beber agua, creo que cinco de sidra y con la carne un Priorato GR 174 del año 2007 a 15 euros (me pareció una ganga) y que estaba buenísimo.

Servicio muy amable, atento, profesional, aconsejando pero sin intentar vendar los más gravoso.

El precio al final ascendió a unos 55 euros por persona(los precios que he ido anotando eran sin el IVA).

Comentario:

El capítulo vino, no le puntuaré, al ser simplemente una botella, pedida tras una mirada rápida a la carta y el servicio de la sidra (ya sabéis que se realiza por el camarero de forma continuada) no es un servicio del vino tal cual.

El entorno, para una sidrería, si recordamos las clásicas, es muy bueno, pero si comparamos con un restaurante es difícil de encuadrar.

La comida, de 10 tal como suena, las almejas, el rey y el milhojas se lo merecen de forma evidente.

En cuanto al precio, no es barato, pero es que estos productos no lo son, y con este nivel, no me pareció nada caro en absoluto.