Después del peor día con diferencia de este verano, con viento sur y habiendo visto 37 grados en el termómetro, al anochecer llega ese "abanico de los pobres" que supone el norte, un aire reparador, fresco que invita a salir de paseo y a localizar alguna terraza donde reponer fuerzas.
En El Puntal de Laredo hay dos locales, uno que ya hemos visitado en alguna ocasión y este que le teníamos abandonado.
Un local típicamente veraniego con un comedor bonito y dos terrazas, una exterior y la otra más protegida donde hemos elegido sentarnos.
Mesas de plástico, sillas similares, eso sí, mantel de tela.
Nada más sentarnos nos traen dos trozos de pan, no hay manera de encontrar fácilmente pan decente por estos lares, oyes.
Un par de copas demasiado pequeñas que en cuanto le he solicitado me las ha cambiado por otras que tampoco eran precisamente una maravilla pero la intención ha sido buena.
Carta amplia de mucho picoteo y mucha oferta de pescado como no podía ser de otra manera.
Para picar hemos pedido una Ensalada Barlovento el tipo de ensaladas que por el nombre te las imaginas con un montón de cosas, enorme.... pero bueno, en este caso nos hemos encontrado con un montón de lechuga, unos cuanto langostinos, unos pocos trozos de merluza y rape, he dicho pocos y cuatro trocitos de salmón. El problema es que está literalmente tapada de una salsa rosa que tapa el sabor de cualquier cosas que le metas a la ensalada. A mi no me disgusta pero desde luego que deberían de avisar. El tamaño no es para llenarte con ella pero se dejaba comer.
De segundos, estamos en ello, pescado.
Mi pareja pide unos Txipis a la plancha con patata panadera una generosa ración de buena materia prima y buen sabor. Las patatas recalentadas pero eso sí, de casa. Acompañadas también por unos trozos de cebolla pochada.
Yo, me repito pero es la temporada, me pido un Bonito a la plancha una rodaja hermosa de bonito que debería haber estado un rato menos en la plancha para estar jugoso. De sabor estaba rico pero excesivamente seco. De los que mantienes en boca demasiado rato.
También lo acompañaban unas patatas de la misma "calaña" que las de los txipis.
Para beber hemos pedido un Albariño Mar de Frades ha salido un pelín caliente pero como nos ha traído la cubitera al momento, en no demasiado tiempo hemos conseguido la temperatura ideal. Fijate que anoche bebimos el que en teoría debería ser su hermano mayor pero a mi me va más éste. Buena nariz a fruta, buena acidez, postgusto suficientemente largo. Se deja beber estupendamente acompañando unos ricos pescados.
Un "cafelito" que nos saca la Gaditana camarera con su salero característico y nos vamos a casita que hay que currar unos días para retomar posteriormente la segunda fase cántabra donde ya procuraremos visitar sitios un tanto más "apetecibles"
Al final prácticamente hemos pagado tanto por el vino como por la conida. Pues un sitio donde se puede cenar en una estupenda noche de verano pero al parecer sin pedirle peras al olmo.