Este restaurante ha sido una agradable sorpresa para nosotros tanto por su calidad de comida a buen precio, y un increible entorno y local. Este restaurante no os dejará indeferentes.
La Cabaña Marconi se encuentra en la zona de la Moraleja, en medio de un gran jardín. El local está decorado y diseñado con gran gusto: una zona acristalada que da sensación de amplitud y de estar en mitad de la naturaleza; una decoración muy escandinava en la que conviven sillones, flores, bibliotecas, candelabros...
En cuanto a la comida, como decía, la relación calidad precio es muy buena. El estilo de la comida es internacional. De entrantes pedimos burrata al pesto y huevo escalfado con espuma de patata y caviar de trufa, el que que éste último entrante, fue nuestro entrante ganador. En cuanto a los platos principales, pedimos la hamburguesa Marconi y los tacos de solomillo con salsa de champiñón, ambos con una alta calidad.
En cuanot a los vinos pedimos un Marqués de Murrieta que acompañó muy bien a los platos.
El Restaurante La Cabaña Marconi nos ofrece un lugar singular, libre de estrés, con una calidad en sus platos indiscutible a un precio más que razonable.
En el Encinar de los Reyes, muy cerca da la más conocida Moraleja, está Cabaña Marconi. Tiene el nombre de cabaña porque es una casa de madera, con una zona ajardinada, buena para comidas y cenas informales, con amigos o familia.
Se definen como cocina internacional y cuenta en la carta tal un poco corta, pero original. En los entrantes parece ser la especialidad la Burrata, al pesto o tartufada. Nosotros optamos por unos mejillones a la crema y salmón marinado con salsa de eneldo.
Los mejillones, a pesar de no estar en temporada y ser un poco pequeños, servidos en cazuela, merecen la pena aunque sólo sea por la salsa. Una especie de besamel líquida que quedaba perfecta.
El salmón marinado, un plato más sencillo, estaba bien.
Tienen también varias ensaladas.
Respecto a los platos principales, tomamos la hamburguesa Marconi y el huevo ecológico "encapotado". La primera, servida sin pan, pedida poco echa, llegó más bien al punto, pero esto es algo habitual, por desgracia, y la verdad es que estaba muy bien. Servida con cebolla caramelizada.
El huevo, a pesar de lo sofisticado que pueda parecer el rebozado, y de que estuviera bien echo (no muy pasado) no deja de ser eso, un huevo.
La carta de vinos tampoco es muy extensa, pero correcta para el sitio y con alguna cosa curiosa.
En definitiva, es un buen sitio, quedar a comer con amigos o con la familia. Si hace bueno se puede comer fuera en el jardín.