Visita relámpago a Tavernes de la Valldigna para charlar con unos viejos amigos y de paso visitar el famoso Monasterio (muy recomendable)

Primero comimos en este local de toda la vida. En su nuevo emplazamiento ofrece un amplio salón para eventos con dos pisos.

Mesas correctamente vestidas, buena separación de las mismas y solos en todo el restaurante un sábado a mediodía (esta crisis no acaba) por lo que elegimos la mesa desde donde se divisaba toda la costa.

Comenzamos con unas entradas correctas a compartir donde me sobraron las gambas.

Puntillas
Gambas al ajillo
Pescadito de playa

Y terminamos con una buena Paella de pollo y pelotas hecha por encargo a 9e la ración. Buen arroz, buenas verduras, garrofón, pollo y unas tremendas pelotitas de carne (típicas de la zona) que costaron hacer la digestión.

Toda la comida acompañada de diversas clases de pan excelente con all i oli y tomate rayado.

De postre helados industriales y una piña correcta.

En cuanto a las bebidas. Empezamos con cervezas y para la paella nos decantamos por un Laderas del Sequé (9e) servido a alta temperatura.

Correctos cafés y unos chupitos de pacharán por cuenta de la casa.

Local sin grandes pretensiones pero donde se come de manera decente. Amable servicio y buenas vistas.