Al inicio del barrio de Brera viniendo desde la Scala, está este local recomendado en la guía de El Pais, y que destaca por su carta de vinos que es variada en cantidad y calidad, si bien con precios altos mayoritariamente y con los vinos de pie y a la vista y a temperatura ambiente (o sea, alta).
La carta de comidas con bastantes opciones de entradas y platos principales asi como de postres. Se especialidad el arroz milanes.

Local de decoración de casa antigua, con varios comedores. Eramos nuestro grupo de 8 y otra mesa, el resto vacío; seguramente por la noche debe haber más concurencia. Copas aceptables, bien de cambio de platos y cubiertos, también de copas al cambio de vino. La costumbre habitual y más en Italia de todos en mesa apretados aunque el resto esté vacío y tengas que comer apartando copas y codos.

Unas cervezas de presión a buena temperatura, para calmar un poco el calor de la calle con una humedad alta y que invita a quedarse más rato por no salir a la calle. Puesto que lo previsible eran dos botellas, empezamos por tinto más suave con una pinot noir, no con San Valentin-San Michel que no tenían pese a estar en carta, sino con Blauburgunder 2012 de Colterenzio (30€) y luego hemos pasado a un Chianti clássico riserva 2009 de Banfi (45€). Ambos servidos a temperatura ambiente, unos 23º. Una de agua Acqua Panna.

Para compartir al centro un carpàccio de salmon, bacalao y trucha (creo) bastante insulso al que hubo que condimentar y poner aceite; menos mal que en el tema de aceite íbamos bien con un AOVE 100% italiano Cascina Verdesole de buen sabor; lástima de un pan muy flojito y los buenos colines sirven poco para el aceite. Unas gambas rebozadas con sésamo y acompañadas de salsa de soja para mojar que estuvieron muy bien.

De principales y todos en buenas raciones, un rissotto con sepia y otro con setas que se comentaron favorablemente, dos troncos de atun marcados a plancha y con el interior casi crudos con buen sabor, un tartar de atun de buen tamaño y sabor, un ossobuco con algo de exceso de pimienta, con un puré abundante y algo pasado de leche, un pez espada muy pasado de salsa picante y un plato del dia de espaguetis con abundantes tropezones del mar (mejillones, sepia, gambitas...).

De postres: tres fuimos por la panna cota que estaba bien de sabor y dulzor; dos por un milhojas de crema pastelera (regular) y chocolate por encima no muy bien conjuntado; uno de chocolate correcto y dos de frutos rojos (fresas, arándanos, moras, frambuesas) bien de sabor y madurez pero servidos en un cuenco sin más aditamentos.

Cafés y obsequio de limoncello bien frío, al que añadimos 4 chupitos de grappa blanca que debía superar los 50º de alcohol y que no pude más que probar.

Un buen sitio, no hay creatividad pero sí buena cocina italiana; no es barato para España pero precio aceptable para aquí, con posibilidades de elegir vinos más allá de los básicos, incluso buenos caldos como Oreno Tenuta Sette Ponti Amarrone de la Valpolicella clássico tanto el Cesari como el Bertani (todos caros como en todo Milan por el centro de la ciudad).
Al menos no es una turistada.