No conozco el Mercado Central,pero cuando visité la Boquería la impresión que me llevé fue fabulosa,solo comparable a la del día en que mi padre me llevó por primera vez al campo del Betis,o a merendar bizcochos americanos a la confitería Ochoa (c/ Sierpes)
Esa sensación de salir con los ojos alucinados de un niño,vivida a los 40 años,siempre la recordaré .
Aunque supongo que ha vivido tiempos mejores,es un lugar fascinante para quien lo pisa por primera vez.
Espero conocer el Central para poder opinar,
buen post