Desde mi visión neutral de las dos ciudades, el Mercat Central en las pocas ocasiones que lo he visitado me ha parecido un regalo para todos los sentidos. Por el contrario, La Boquería, lo visité una vez hace un par de años: entre por un lateral, estaban esos zumos y frutas exóticas, el lugar más pequeño y oscuro de lo que imaginaba. Me salí y seguí paseando por las Ramblas.