Este estaba muy tánico todavía. Rico, pero demasiado astringente para mi gusto (y a mí no me retrae demasiado la astringencia). El Valdeginés 2018 estaba ya estupendo. Y el San Lázaro 2016 que bebí hace un año y medio me pareció increíble. Quizá ha sido cosa de esta botella... Abriré otra en un año o así.