Buenos días, Rafel.
A los españoles les gustan estos vinos, porque están acostumbrados al fino, al palo cortado o a la manzanilla. En Francia, pertenecemos a un club muy exclusivo. Los sabores a crianza oxidativa ahuyentan a las mujeres, como los ratones : prefieren el azúcar de los sauternes.
Los precios suben en las bodegas como las de Tissot o, sobre todo, de Ganevat - ambos pierden la chaveta - porque hay una especie de esnobismo francés que consiste en sólo comprar todo lo que cuesta un riñón. Los nuevos ricos botan el dinero por la ventana, únicamente en primavera. En verano, más vale cerrarla y los postigos al mismo tiempo.
Aquí, el calor del día es soportable y está peligroso medir la temperatura sin cesar. Como lo escribió Ramón Gómez de La Serna, en sus " Greguerias " : " Los termómetros mueren jóvenes. "
Saludos madrugadores / Alain