Con o sin nutricionistas, cada vez hay más sobrepeso y obesidad en sociedades desarrolladas (en las que hay algo que comer todos los días porque hay ya hogares en España donde no hay nada que comer y se va a adelgazar pero a la fuerza).
Las teorías de la dietética y nutrición humana, han pegado un montón de palos de ciego en los últimos 30-40 años y seguirán haciéndolo pues tratan al organismo humano como si fuera una máquina y a todos cortados por el mismo patrón en muchos de sus enfoques y eso es absurdo. No es igual un hombre de 40 años, 1.80 cm y 90 kg que una mujer de 25 años, 1.60 cm y 50 kg. Ni metabólicamente ni en porcentaje de grasa ni en nada (se parecen lo que un huevo a una castaña).
Un sistema biológico como el de los humanos es altamente complejo y no es el motor de un coche de gasolina que sabes que, en ciertas condiciones de carga, aerodinámica, velocidad, sentido del viento, revoluciones por minuto, puesta a punto, octanaje del combustible, altitud sobre el nivel del mar y presión atmosférica X, te da un consumo de 6.5 litros/100 km.
Dos personas comiendo exactamente lo mismo, durmiendo lo mismo y llevando una vida similar, actividad física parecida, incluso con la misma edad, sexo, incluso en la misma ciudad, etc... no van a consumir las mismas calorías y comer una misma ración de comida no va a tener el mismo efecto en ambas (sencillamente porque hay muchos más parámetros que se escapan: metabolismo basal, genética, estado de ánimo, etc).