Prefiero la estética de la botella a la de una garrafa. Además es una forma de dar valor e importancia al etiquetado, cápsula, contraetiqueta... y a lo que ha invertido la bodega en ellos, hay etiquetas que bien merecen ser disfrutadas por todos los comensales. Estos elementos no solo son para el momento de la venta del vino sinó para mí también para el momento de degustarlo y compartirlo.
No suelo emplear otros utensilios, me han regalado algunas cosas pero al final no las utilizo, prescindo de ellas.
En casa normalmente el vino se toma en un ambiente informal pero arreglado, intento servir el vino porque me gusta pero es natural que cada uno coja la botella y se sirva a su gusto.
Entiendo que pueda haber situaciones que requieran más formalidad y personas a las que les guste relacionarse con el vino de una forma más protocolaria pero no suele suceder en casa. Eso no quiere decir que banalizemos el consumo del vino.