Pues quedamos a almorzar y la liquidamos.
Coincido con tus apreciaciones del primer comentario. Vinos singulares que difícilmente podamos volver a catar. Y el juego que dan entre los catadores no tiene precio, más el mariquita de Vicent y sus "pistas" que despistan más que otra cosa. Aprendizaje y disfrute por el mismo precio. Un abrazo compañero.