Algun dia puede que recupere un restaurante que me dejó huella. En una estación de los alpes franceses y a la que se llega solo esquiando (o en motonieve) en invierno. Con glamour que daba pena entrar con las botas de esqui chorreando hielo sobre un suelo enmoquetado que era capaz de asumir el agua que desprendiamos. Ni que decir de las vistas. Cocina francesa y buenos vinos...
Me gusto más el lugar que el de Chamonix, aunque las vistas del Montblanc a pocos metros es algo imborrable.
Saludos